lunes, 25 de mayo de 2015

Emociones plastificadas


¿Has oido a las mariposas rascar nuestra escarcha? No quieren nada más que nuestras sobras, pero no les dejaremos volar, porque reflejan todo lo que un día no pudimos alcanzar. Permitimos nuestra muerte y ahora solo trazamos borradores de nuestro nacimiento. 

Te arrasó la vida, y el peso de un corazón de plástico. Ya no podemos escribir más poemas en botellas vacías. Trataste escapar de tu infierno aferrándote a mis caderas; sabías que conseguiría sobrevivir, pero tu peso no me deja respirar. 

Esta casa de madera sigue masticando los sonidos de los fantasmas que dejaron tus sentimientos. Nada es real nunca más. Sostenerte en esta agonía que te hace sentir tan vivo es lo que reclamará la presencia de la muerte. Cerebros mecanizados que solo responden a golpes de placer. Dejemos de contar el dolor de las heridas que palpitan siempre demasiado.

La nevera se ha quedado vacía por la grandeza de las pieles pálidas que hemos arañado a regañadientes. ¿Puedes escuchar como se mueven nuestras cadenas? Hemos alzando nuestros puños ¿representando qué? ¿La vida que hemos perdido ya o la muerte que nos ha perdido a nosotros? 

No te das cuenta de que no puedes romperme, porque no confío en nadie más. Mi propia asesina soy yo... soy la única que me puede rescatar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario