domingo, 30 de agosto de 2015

La puedo ver todavía...



Sentada en el suelo de aquella terraza, con una cerveza en su mano derecha. Robaba mi sensatez con la izquierda. Su pelo rojo y rizado hondeaba reclamando su lugar en el mundo. Recuerdo sus ojos subrayados en negro y su camiseta de "La fuga" remangada. Su voz olía a nicotina en mi paraíso de terciopelo.

Mis domingos se han aposentado sobre las letras de su nombre. En sus manos resguardaba el temblor de la última nota de su concierto preferido. Y ella sigue revolviendo las esquinas, prendiendo miles de revoluciones tras mis huecos pulmones, conteniendo la sangre endeudada de por vida y sus manos... aferrándose a bozales con demasiados nombres en los que no cabe mi poesía.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Sé sincera contigo misma


No te prometeré luchas que solo asciendan, porque hace mucho que dejé de ser una heroína. Si me gritas me romperás en mil pedazos, porque los golpes duelen igual, incluso cuando sabes que los moretones no dejan rastro con el tiempo. Nunca creas cuando te digan que soy la más fuerte; puedes robarme todo lo que soy con dos palabras, aunque no termine de desvanecerme. 

Me importa más lo que digan los demás que lo que yo misma siento, pero intento con todas mis fuerzas que eso no me detenga de hacer lo que realmente deseo. Por eso salto, y lo hago con los ojos cerrados; porque sé que es el único camino para enfrentarme a mis miedos. Después podréis reprocharme que esté en el llanto al terminar cada acto, pero no me arrepiento; lloramos porque nuestras heridas pican al sanar. No me arrepiento de nada, aunque rara vez me sienta orgullosa. Soy un desastre con la vida, aunque ahora, por primera vez, no me da miedo verme sangrar, por mucho que mi orgullo llore en silencio. 

Estoy en el camino y nadie observa el camino recorrido, aunque sí mi cuerpo destartalado, y en ocasiones juro que llego a creerme sus mentiras. Estoy aprendiendo a quererme... y eso, no es la batalla perdida de un solo día.

martes, 11 de agosto de 2015

¿?


Cuántos se sorprenderían si descubriesen que si explicase por qué hago lo que hago estaría soltando una sarta de mentiras. Porque ni siquiera yo lo sé. Ni siquiera yo soy consciente de cuales son mis verdaderos miedos. No puedo pretender conocerme si nazco y muero en cada instante.

He sido acusada de hipócrita cuando lo único que pretendía era sobrevivir. Me pregunto qué ha pasado en esos corazones, que no permiten que la compasión se apodere de sus impulsos. Aunque supongo que no puedo exigir velas medio desnudas cuando amenazo con quemar sus entrañas. Por eso he decidido guardar silencio.

A pesar de todo, de nada sirve tratar de liberar tus miedos si no hay nadie para ayudarte a sostenerlos lejos. Y si vuelven, cuando tienes las ventanas cerradas, te arañarán con los mismos cristales con los que intentaste protegerte. 

lunes, 10 de agosto de 2015

"El valor no es la ausencia de miedo, más bien es la opinión de que otra cosa es mucho más importante que el miedo"

Ambrose Redmoon