sábado, 26 de agosto de 2017

Esto no es mi carta de despedida, es mi carta de abandono. Estoy cansada de luchar por algo que no cambia. Me aterroriza volver a dejarme apresar por mi cama, pero la esperanza ahora sabe a un millón de palabras que no encuentran su lugar. Quiero dejar de intentarlo con tantas fuerzas. Siempre fui yo la que tenía la cabeza bien alta, y ahora todos se aterrorizan porque soy yo quien ya no puede más. Todas las razones que me empujaron a dar un paso más ahora se revuelven incómodas en el vacío de los placeres que nunca pude disfrutar. Permíteme rendirme. No quiero saber si lo que hago es correcto o no, solo quiero guardar silencio y dejar de buscar teorías que no me lleven a ningún lugar. Ya basta de tratar de subir a todos los trenes que encuentro por el miedo aperderme la estación que deje de llamarse otoño. Estoy agotada. Llevo años empujándome hacia delante y todo sigue exactamente igual. Déjame rendirme, ya no quiero luchar más.

domingo, 30 de julio de 2017

Renacer. Día 14.




Estoy cansada de las personas duras. 
Cansada de ocultar los sentimientos en cajitas en los que sin querer, tambien nos encerramos a nosotros mismos. No quiero señales de advertencia, tampoco comprobar la altura del acantilado antes de saltar. Ya no entra en mis planes poner bozal a mis emociones. Llevo años conteniendo el mar que llevo dentro, y ha sido necesario un solo acto de bondad, uno solo, para no poder seguir apresando todas las olas que rugen en mi interior.

Quiero incomodarte, montar en cólera cuando lo necesite, ser demasiado cariñosa, demasiado personal, llorar en un autobús lleno de gente y morderte la boca en el momento menos conveniente. Si vivo, que sea dándolo todo. Nada de despedidas que nunca se pronuncian, ni gritos que no llegan a su destinatario y mucho menos los "te quiero".

Es que resulta que querer, pierde todo su sentido si lo haces desde el sofá de tu casa. Lo cierto es que nadie está preparado para que le rompan el corazón, pero dejar ir a quienes podrías perder nunca fue una forma de ganar.

Soy un huracán.
No puedo apresar mi corazón por no incomodar a los demás.

sábado, 15 de julio de 2017

Tú eres mucho mejor que su odio. 
No dejes que te toque, no permitas que te derrumba. 
Tienes el universo en tu mirada y flores sin espinas en cada poro de tu piel. No permitas que su rabia acabe con tu bondad y tu ternura. Que sus actos no sean más que la señal de todo aquello que no quieres en tu vida. Se requiere de mucha valentía resistir a tantos balazos en un mundo cargado de indiferencia.
Usa el perdón como el mejor arma del olvido, y simplemente alejate. 
Mereces ser amada. Mereces ser feliz.
No te olvides de ti.

lunes, 19 de junio de 2017



Cariño, creeme, nadie puede detenerme. 
He bailado desnuda entre el fuego, 
he visto convertirse en ausencia lo que más he amado, 
he abandonado por error lo mejores tesoros que he tenido, 
me he convertido en quien siempre he odiado, 
en quien siempre he querido, 
he creado mil revoluciones cuando aún estaba rota por dentro.
Soy invencible, porque sé que puedo sobrevivir, 
incluso cuando estoy muerta y sin aliento.

martes, 7 de marzo de 2017

Hoy es un día cualquiera


Me he despertado con la radio de la vecina. Retumbaba por todas las escaleras anunciando que su marido ha vuelto de Granada, y ha decidido poner flores en pleno invierno; en su cocina ha florecido la primavera.

En el portal me encuentro con la vecina del cuarto, llevaba puestas las ojeras porque su nuevo cachorro se ha pasado ladrando toda la noche. Salgo a la calle y paso por delante del colegio. En la puerta hay un grupito de niños que comparan los agujeros de sus pantalones, por desgracia para sus padres y madres.

Paso por delante de la panadería. Han pintado la pared del fondo de azul y la risa estridente de la dependienta se oye desde la otra acera. En el camino me cruzo con mi prima, que me saluda con timidez mientras sigue cuchicheando con sus amigas acerca de un profesor que le ha puesto mala nota porque le tiene manía.

Cuando cruzo la calle cuando veo a Juan esperando a que abran la farmacia. O quizás simplemente esté desorientado. Está perdiendo la cabeza el pobre hombre. Antes de llegar a la parada paso por delante de la tienda de las hermanas Hernandez, que, con la puerta abierta, dejan salir un fuerte olor a perfume que me hace estornudar.

Llego al fin a la parada. Aún no hay nadie.

Hoy es un día cualquiera. Qué maravilla ¿verdad?

viernes, 17 de febrero de 2017

Renuncio.


Soy la bandera de la paz entre dos cuerpos en guerra.
Se creen salvadores de la verdad, cada uno por su lado y los dos tienen razón. Pero piensan que las diferentes armaduras no esconden el mismo cuerpo de carne, de huesos y  de sangre;
los dos luchan por la misma victoria, se pierden en la misma batalla.

Yo soy la semilla del nacimiento, la espada de la muerte, el canto del pájaro descoordinado, el paréntesis de mil semáforos en rojo.
Si no elijo, no soy de ninguno y a la vez, pertenezco a todos.
Las aves que proceden de distintos nidos vuelan en el mismo cielo. Me pregunto por qué yo no soy un pájaro más, en vez de el aire escurridizo que corre entre diferentes mundos. Como un camaleón sin más destino que los deseos sucedáneos.

Si la libertad consiste en serlo todo, en no definirme por nada, no lo quiero.
Renuncio.
Yo quiero mi propia guerra, y no ser el complemento de las guerras de todos aquellos que decidieron amarme un día.

lunes, 23 de enero de 2017

Sois todos los tiempos concentrados en uno


Puedo veros en el pasado. Riendo con nuestros perros en tardes calurosas de verano donde no había nada que hacer. Recuerdo esperar impaciente vuestra llegada entre discos LP y poner nuestro culo en cada asfalto de este pueblo comiendo pipas hasta el anochecer.

Más adelante vinieron los chicos, las borracheras y las palabras en forma de bala. Dejarnos de hablarnos el suficiente tiempo para que doliese, pero no tanto como para que no quisiéramos vernos de nuevo. Pasamos por lo peor y supimos cómo mirarnos a los ojos de forma digna. Crecimos juntos y eso no nos lo podrá quitar nadie.

Puedo veros en presente. Un sábado a la noche recolectando historias en el bar de la esquina. Nuestras camas quedan lejos, pero las ganas de vernos nos mantienen cerca. Cada una está construyendo su vida. Una acaba de romper por primera vez un corazón, la otra ve el mundo tras el lente de una cámara y la siguiente simplemente trata de adivinar qué es lo que quiere hacer mientras pisa miles de estaciones. Comenzamos a divisar el pasado, pero el futuro es seguro. Cuando uno deja de visitar a quienes quiere, es porque quiere. Es así de simple.

Puedo veros en futuro. Estamos en el sofá de una de nosotras tomando vino y riéndonos cómo si el tiempo no pesase. En el apal están guardados varios vídeos de viajes compartidos y hay libros esparcidos por cada esquina. No nos queda mucho tiempo, pero sí el suficiente para recordarnos lo que nos apreciamos. Una de nosotras lo dejó todo y comenzó de nuevo, otra acaba de poner los cuernos a su pareja y la siguiente acaba de asistir a la boda de su hermana. Llevamos enmendados los errores en nuestro pantalones, y las margaritas que florecieron en ellos siguen creciendo sin romper los hilos. Os hecho de menos, y aún no os habéis marchado.


Gracias por ser mi despertar, mi guía de supervivencia y mi anochecer.
Sois todos MIS tiempos concentrados en uno.

viernes, 6 de enero de 2017

¿Dónde está el norte?




Cuando uno no sabe lo que quiere no encuentra lo que busca.

Mis pies han recorrido senderos enteros en ojos que no han vuelto a encontrarse, tengo una lista de errores bajo mi cama que me gustaría atreverme a quemar y llevo años persiguiendo latidos en vez de un corazón. Los deseos son mi reloj preferido, pero giran siempre en una única dirección; las ruinas de la propia autodestrucción.

Soy un millón de personas a la vez, que por querer abarcarlo todo no alcanza nada. He dicho a todo que sí, deseando encontrar alguna señal que me indique que voy por el buen camino. Pero no me he parado a pensar que quizás, no hay forma de definir el bien o el mal  si desconozco cual es mi objetivo, no sé quién es la persona en la que querría convertirme.

Que mi problema nunca fue no atreverme a alcanzar lo que quiero, sino no saber qué es lo que quiero.

miércoles, 4 de enero de 2017

Sobredosis de mentiras



Tengo los bolsillos vacíos y un labio partido. El territorio de seguridad que se hace llamar silencio ha caido en una hostilidad salvaje. Aprieto los puños mientras observo la pared vacía de esta habitación que llevaba sin habitar 12 años exactos.

Las esquinas están llenas de mentiras que no hacen más que infectar heridas en sus despedidas. Necesito que el amor salvaje arranque todas las hierbas de mis recuerdos y alejar el hedor de la muerte de las manos de mi madre.

Tengo las suelas desgastadas por la rabia y la impotencia. No puedo luchar si quien intento salvar guarda bajo su piel al opresor. El vacío no se encuentra tras estas puertas cerradas, sin embargo, no podremos caminar si no nos arrastran pastillas azules y moradas.

La gloria en ocasiones aparece con los ojos ensangrentados y no nos hace más que ayudar a soportar la idea de que la pérdida está asegurada.

Dejé de ignorar la daga afilada cuando me di cuenta en esta misma habitación, hace años, que no hay absolutamente nada que evite un adiós. Y ahora hay alguien que sonríe a mi lado mientras se aferra a mi mano derecha porque era demasiado pequeño para recordar cómo enfrentarse a esta mierda.

Sé que vuelvo a ser el sostén de la orquesta de todas estas voces muertas. Sonrío, aunque duela. Porque ellos aún están aquí, y no es una opción dejar morir antes de tiempo a nuestra alma.