sábado, 24 de septiembre de 2011

¿puedo hacerte una pregunta?

-Papá ¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro cielo.
-¿Podré ser libre alguna vez? ¿o estoy condenada a que la gente me juzgue?
Una lágrima cae.

-Papá... ¿podré ser libra alguna vez?
-No lo sé cielo... no lo sé.

mi último momento de egoismo

Rozo con mis arrugados dedos como queda plasmada mi alma entre palabras que reflejan mi lado más oscuro, ese que ha estado tanto tiempo clavado en mi desdichada imaginación. En esta corta carta queda resumido todo lo que soy, aunque hubiera preferido que nunca fuera reflejado ante mis oscuros ojos, ya sin vida. Mi pálido y delgado rostro no expresa nada, se ha cansado de hacerlo desde que sabe toda la verdad, desde que luchar se ha convertido en algo tristemente vacío y sin sentido. Este es el último momento de egoísmo que el tiempo me ha concedido, como si me mandara una dulce melodía que consuele mi voz rota a las pequeñas horas de aquella madrugada. Siento como queda la verdad atrapada entre mis manos, titubeando ante la decisión de ser liberada con tanta dureza y frialdad, como si tuviera miedo del arrepentimiento en el que cada mente decide quien mereció la pena. Han partido mi corazón en tantos cachos que no es capaz de sentir tristeza, ni arrepentimiento, ni dolor, sólo se deja llevar escapándose de vez en cuando a través de mi profunda respiración y avanza sin decir nada, sin tener voz propia. Ya sé cual es mi destino, qué es lo que debo hacer, sólo tengo que llevarlo a cabo y seré libre, libre por siempre, como he soñado tantas veces en mi silenciosa y escabullizada vida. Ese será del único lo que que hará que me sienta orgullosa de mí misma, aunque nunca podré demostrármelo. 

martes, 13 de septiembre de 2011

mirando el cielo...

Siento como mi alma poco a poco se hace vieja y se empaña de recuerdos. Veo todo con inmensa claridad, pero no me altero, estoy tranquila, en paz conmigo misma. Un día te das cuenta de que las cosas no cambian y hay que aceptarlas tal y como son. No soy capaz de decir que me siento sola, no lo siento, ni siquiera sé de verdad cual es el significado del dolor, ahora no. La vida transcurre rápida, como el viento colándose entre las hojas de un viejo árbol de otoño. No hago más que sentarme y mirar con inmensa belleza el cielo, algo que tendría que haber hecho mucho antes. 

Guardo mis pensamientos en mí misma, donde nadie tenga la curiosidad de buscar. Siento mi mente vacía, como si nunca hubiese husmeado en ella, lo único que hago es observar. No siento nada en concreto, creo que es una pequeña porción de todo lo que llevo dentro. 

Todo se balancea suavemente y queda sumido en un inmenso silencio, eternamente reconfontable. Todo sube y baja, se pierde, desaparece... es como un sueño que huye del despertar. Yo estoy aquí, pero mi alma corre lejos, a un lugar donde se guardan todos esos minuciosos reflejos de una belleza indeterminable.