miércoles, 29 de mayo de 2013

El juego de hundir mis sueños

Desprenderse de algo que ha dejado marcada tu vida siempre es muy difícil, confuso y doloroso. Las lágrimas que se derraman tan solo parecen abrir en ti el vacío que ha dejado lo que más de una vez, fue tu única salvación. Nadie puede comprender ese sentimiento  hasta vivirlo, y sentir como poco a poco se lleva pedazos de tu alma sin que tú no puedas hacer más que dejarlo ahogar en el pasado mientras observas como las cosas insignificantes de tu vida respiran de forma distante y pausada. Comienzas a arrastrar sentimientos que nunca creiste que te pertenecían y el mundo a tu al rededor se vuelve un sinfín de absurdos instantes amontonados. 

Todo deja de tener importancia cuando sientes latir tu corazón pero sabes que en realidad está vacío... muerto. No late por nadie. Pero tampoco encuentra razones coherentes para dejar de hacerlo. Puede que no esté haciendo lo correcto, y sin embargo, un fuerte sentimiento me arrastra hacia lo que me ha dado tantas veces alas para el dolor. A veces me pregunto si todo este sufrimiento, significa que en realidad lo que estoy dejando atrás es parte de mi destino, pero si no puedo tenerlo del todo, sé que lo mejor será dejarlo.

La soledad me arropa con las manos más frías que nunca y de un modo como nunca lo he hecho cuando recuerdo cada noche en silencio, la felicidad que he dejado escapar y lo estúpida que he sido al hacerlo, siendo consciente de ello. Soy una pequeña niña que está aprendiendo a dejar atrás sus juguetes rotos. ¿Por qué el tiempo cruel me está haciendo esto? ¿Para aprender lo duro que resulta dejar atrás un sueño? No estoy muerta, pero tampoco estoy viva. Me han quitado todo cuando el tiempo tan solo me ha arrebatado una sola cosa. Y lo peor es que no soy consciente de ninguna decisión que he tomado.

domingo, 19 de mayo de 2013

miércoles, 15 de mayo de 2013

Atrapa instantes


Recuerdo que la primera vez que puso aquella canción hacía mucho frío. El viento dejaba las ojas desorientadas y sin rumbo fijo. Perdidas bajo la suave lluvia que parecía acariciar el cristal de las ventanas del coche de mis padres.

La respiración pausada de mi madre era inaudible. Tan tranquila, que ni siquiera parecía estar presente. Mi hermano apoyaba su frente contra el frío cristal, y se dejaba llevar por los sueños tomando como brújula el repiqueteo de la lluvia susurrante. En el pequeño reloj del coche se dibujaban unos números pequeños y distantes del mundo. Mi padre era mi única compañía aquella noche solitaria que se perdía en la lejanía de los problemas.

No compartíamos ninguna palabra sabia, y el silencio era el único testigo de nuestros confidentes pensamientos. La soledad siempre ha sido nuestro aliado, y poder compartirlo me hacía sentir mucha paz. Acurrucada en el asiento trasero del coche, tan solo me dedicaba a dejar escapar el tiempo, tan caro que a veces me daba pena usarlo.

Recuerdo que mi padre me miró y aún serio, encendió la radio. "¿Pero qué...?" pregunté temerosa de darle fin a aquel perfecto sentimiento. Pero él se giró, y tan solo me dijo: "escucha".

Cerré los ojos y comenzó a sonar. Fue la primera vez en toda mi vida que me sentí tan única. Las notas pasaban insaciables arrancando cada estúpida preocupación de mi mente para partirla en miles de pedazos y demostrarme lo simple que es alcanzar la felicidad. Todo el mundo giraba rápido junto con las luces nocturnas que vagaban por aquella ciudad sin nombre, como si fuesen la vida misma. Correteaban por mi mente miles de sentimientos que había creido olvidar. Me abandonaba en el asiento trasero del coche y respiraba de forma agitada por la excitación que me producía la enorme explosión de todas aquellas emociones unidas. Con los ojos cerrados, sentí que mi padre sonreía. El ambiente brillaba y me abrazaba de forma cálida. Me encontraba protegida, como nunca había tenido la oportunidad de estarlo, y comencé a llorar en silencio. Descargando con mis lágrimas todos los gordos nudos que maniataban mis preocupaciones más sinceras. Sentí la libertad rugir en mi corazón y pude descubrir el verdadero significado de amar la música.

Aquella canción, sigue aún perdida en aquel viejo coche. A veces la escucho, y sigue siendo mágica, pero sé que nunca será igual que aquella noche de lágrimas cálidas y tristes sonrisas. Porque la música más que sentimientos, atrapó un instante inolvidable.


martes, 14 de mayo de 2013

No hay sentimientos reflejados por palabras ajenas

Los pensamientos de la gente me atacan con balas de sinceridad cuando mi ensoñación se convierte en un sentimiento perpetuo. Es como un juego de niños que hace pedazos cada ondeante recuerdo que queda tatuada en mi alma. Recuerdo miles de sentimientos pero no retengo nada más. Instantes fugaces que corren huyendo de mi inseguridad y refugiándose en un lugar cálido y seguro. 


Puede que todo en mi mente sea mentira. Puede que esté protegida por mi propia locura y no hubiese nada que me hiciese ver la clara realidad. Es difícil romper las reglas establecidas de las palabras que quedan perdidas en el aire, inaudibles en el universo de las batallas perdidas. Todos dicen que nunca podré bailar sobre la libertad compartida, como si fuese una leve ilusión que se escapa de mis manos frías. Pero me niego a creer sus viperinas palabras. No soy un corazón muerto enterrado por unas pocas palabras escupidas. Sé lo que siento. Y mis sentimientos tan solo me pierden para que pueda reencontrar tu mirada.

Es todo confuso, pero a la vez, siento que estoy exactamente en el lugar que debería estar. Sé que si te fueses, moriría feliz ahogada por la felicidad. Es un melancólico sueño hecho realidad. Como una estrella fugaz que desearía no haber visto nunca. ¿Como pueden decir que no pertenezco a nadie, si ya has marcado mi memoria con tus palabras? ¿Si mis emociones tan solo desembocan en susurros cuando haces que mis lágrimas sepan a felicidad de olvidados sentimientos?

Es como si desease de verdad ser castigada por tu dolor, porque al menos habría algo que me mantuviese atada a tu vida.

domingo, 12 de mayo de 2013

¿El pasado es nuestra marca de identidad?

He visto miles de hermosos rostros hundidos en la tóxica neblina de la perdición. Todos desean jugar con tu sonrisa, con sus delicados rasgos que tan solo comparten el dolor de perder miles de lágrimas en un circo de amores correspondidos.Son todos fantasmas de un pasado envidiado.

Recuerdo cuando jugabamos a ser obras de arte de la felicidad. La vida era nuestra pequeña travesura, y sus consecuendias no desentonaban en la real fantasía que nunca parecía degradarse. Asumíamos en un silencio jamás interrumpido nuestra prematura muerte. La creencia de escapar del sufrimiento de la pérdida se hizo realidad aquella noche que tus manos taparon mis ojos cobardes. La belleza era una perpetua lucha por encontrar la pureza de auténticos sentimientos que parecen dormitar en nuestros corazones rescrebajados. Por primera vez, la locura se convirtió en mi única salvación en este escaparate llamado realidad.

Juré que no olvidaría ese sentimientos, por mucho tiempo que pasase en el que el dolor curtiera mi corazón. Y ha pasado tanto tiempo desde entonces... ¿Quedará algo de mí? ¿Hay algo que sobrevive en esta alma raptada? ¿Son mis sentimientos los que pertenecen a este pasado oscuro?

viernes, 10 de mayo de 2013

El rasgado vestido de mi embelesada alma


A veces la vida es un disuelto suspiro secreto. Es una tristeza bella, repleta de sentimientos puros y contradictorios. Los instantes dejan pequeñas y fugaces huellas en nuestros ocultos mundos. Necesito saber, si cosiendo mi sonrisa conseguirás acercarme al paraíso oscuro de tus decepciones desveladas por las lejanas luces nocturnas. Como difusos envoltorios secretos de la vida. ¿No eres capaz de verlo? Mi áspera alma es el empañado reflejo de tu gracia divina. Mi salvaje corazón está siendo trepado por el tiempo si tú no me das el alma de tu juventud para liberarlo. Veo la vida tan extraña, tan loca, tan viva, que tu indiferencia me hace brillar en el mundo más ciego. Nunca fuiste quien crees haber sido. 

La tenue luz de los sueños apagados abriga mis temores en un vacío escenario solitario, y tus oscuros ojos me hacen tiritar cada vez que la melancólica sonrisa de un pasado empolvado visita tus indecisas reverencias a la locura. Confieso cuentos tenebrosos cuando me preguntan por el precio de tu amor a la belleza que se esfuma de mi piel cada vez más rápido. Los diamantes adornan la libertad que tu voz deja en las húmedas sombras de enmascarados ladrones de corazones rotos. Te amarras a miles de esperanzas, pero cielo, el futuro es un abismo entretejido de planes y teorías que nunca llegarán. Tan solo detente y escucha el filo de las palabras inacabadas en el aire pesado del que cuelgan nuestros hermosos pasos ahuecados en el eterno silencio. Vivo de tus sentimientos secuestrados. Viene la vida tan deprisa, arrastrando tantos rostros divorciados con el intenso temblor de los sueños, que nosotros atrapamos unos pocos instantes esquivos.

Eres como un violín mudo que teme ser silenciado. Puedes hablarme de miles de estúpidos velos rotos, pero no puedo escucharte. Mi mente está fría si no la nutres de los adulzados suburbios de tu malvado corazón. Quizás sea yo. Quizás sea mi vida. Pero déjame abandonada y desvalida si tan sólo vas a robarme mi única pesadilla. 

Haz de tus sentimientos crudos el valor de la nada

jueves, 2 de mayo de 2013

Las entrañas de nuestra sedienta vida

  
Cierro los ojos y grito. La música agujerea mi alma haciéndola libre en este universo perdido. Un torbellino de sentimientos viaja en el tiovivo de tus mentiras mientras mi corazón late tan deprisa que tan solo me deja jadear. Mi piel tiene ese nauseabundo olor a abrazos comprometidos, y nuestras roncas pesadillas nos visten de señoritas buenas e inocentes . La camuflada cárcel que se alza tras nuestras almas arranca de las miradas ardientes mis labios desgastados por demasiadas bofetadas de parte de nuestro difunto futuro. Miles de madres desprecian nuestros calculadores actos sin llegar a comprender del todo que somos así por un jodido modelo perfecto. Rugen los altavoces rotos por sentimientos crudos que nunca serán confesados. Somos propietarios de deportadas revoluciones que arden y arden en nuestro interior, llegando a quemar de forma despiadada las costras de todos los sueños muertos. Sin embargo, a nadie le importa. Porque lo único que queremos es reencontrarnos entre sonrisas desnudas en este salvaje engaño, llamado viva. Somos muñequitas imperfectas, como todas. Pero también las únicas orgullosas de arrasar esposadas por las sentencias solitarias las carreteras abandonadas de nuestro destino. Somos salvajes. Somos malvadas. 

Pero que más da todo, si somos nosotras mismas.