lunes, 30 de marzo de 2015

La belleza duele


Estoy harta del olor a pitalabios que crea una máscara en mis labios para que guarde silencio. Me pesa el corazón de limitar mi valor al tamaño de mis caderas. Sé que hay chicas que fuden resentimieto en su piel en forma de cuchilla porque sus latidos no bailan al ritmo del salvajismo de uas copas de más. Conozco de dolores de pie que dejan una huella que susurra en las miradas frías "¿Me quieres ahora?" mientras el miedo a la soledad va tapizando las pequeñas pecas sobre sus mejillas. 

Mi mirada se ha sazonado de las diferencias y de la ceguera de la cinta métrica por no dar peso a las sonrisas. Estoy cansada de que mi precio ante los demás dependa tan solo del color de mis ojos, y aún más de que sea yo misma quien fiche por ello primero. Sé que hay chicas que se miran en cada escaparate bajo la presión de unos pocos que las empujan a perseguir unos ideales que nunca soñaron tener. Lo gracioso es que somos quienes recibimos todos los balazos, y nunca hemos apretado el gatillo.

Odio que el quererse a uno mismo sea una revolución castigada con insultos de aquellos que odian mirar su persona en noches de turbulencias. Me siento derrotada ante todos estos estándares que regulan quién soy solo por el atractivo de mis clavículas. La inseguridad se aposenta en mi rostro lleno de sombras al confirmar que el amor factura más cuado tienes una sonrisa bonita, y que no existe posibilidad de respetarse a uno mismo cuando no es así. 

Conozco el sabor agridulce de las lágrimas tras la cortina de un probador mientras coqueteamos con la muerte. Detesto no poder evitar necesitar sentirme aceptada en el mundo y dejar siempre aparcado en segunda fila mis emociones y mi sabiduría. No existe nada más doloroso que los ojos ajenos no puedan ver en ti aquello que tú tanto aprecias, pero todavía más necesitar esa opinión para consentir tu valía. Y no sabéis cuanto tiempo llevo apresando mis latidos bajo el precio de unos baqueros. Deseo tanto ser libre...

y lo peor es, que ni siquiera yo me atrevo a permitírmelo.

jueves, 19 de marzo de 2015

Es para ti

Te estás quedando dormida, enredada en la manta en la que arropamos mis sueños cuando yo era más pequeña. Tus manos delgadas se están arrugando, y tu voz suena un poco más bajito desde hace años. Recuerdo cuando corrías detrás mío cuando te hacía retratos en la pared de la cocina, y me escondía donde sabía que podrías encontrarme. Demasiadas noches separadas por la oscuridad, demasiados "ojalás" que se han hecho realidad gracias a tu fuerza. Tú y tu infinita paciencia para apollarme en aquello en lo que ni siquiera creías, y creer en mí muchas más veces de las que yo he hecho. 

Una lucha no tiene sentido si no tiene soldados, y tú siempre has estado en primera línea, dejando en mis manos todas las victorias. He visto como te rompían el corazón, y las lágrimas arañaban tu lengua. Ahora cambiamos las cartas y me doy cuenta de todas las pequeñas heridas que me has cicatrizado sin darme cuenta. Recuerdo tu voz cuando me echabas de menos y ese abrazo a medianoche cuando no dejaba de llorar. Sé que te he puesto en muchos aprietos, pero supiste cómo enseñarme a crecer y ahora soy yo gracias a ti.

Perdí la cabeza mas de una vez, y decidí sumirme en la oscuridad mientras tú esperabas impaciente tras la ventana, para sostenerme si decidía cometer la locura de saltar por ella. Sé que esto no te lo he dicho nunca, pero a menudo, cuando eres totalmente tú, inmersa en tus pensamientos, me reconozco a mí misma en tus ojos, y siento tanto orgullo que apenas me deja respirar. Eres delicada pero tan fuerte, que podrías derribar todos mis miedos en un suspiro.

Tu coraje me da fuerzas para tener fe en la vida, y sé que todo irá bien, por mucho que no dejemos de crecer nunca. Se han ido todos, y decides traerme una sonrisa comprensiva por mis errores, porque me conoces mejor de lo que yo nunca hubiese esperado. No te quiero solo porque me admires, sino porque me haces admirarme a mí misma, y revolucionas todo menosprecio con orgullo desmedido.

Esta noche todo está en silencio, y duermes en el sofá, a mi lado. No tienes nada de lo que arrepentirte. Recuerdo como llegaba llorando a casa y me abrazabas con las luces apagadas; no existe mayor consuelo que escuchar los latidos de quien te ama de forma incondicional. Ojalá pudiese protegerte del dolor, ojalá no pudiese saber que algún día te irás. No hay nada de mi vida que desee cambiar si sigues a mi lado. Porque no existe mayor legado que ensañarme a amar como tú lo hiciste conmigo, ama.

viernes, 13 de marzo de 2015

Piel y sudor

Mi deseo toma la forma de tu lengua, y yo ya no me siento más a mí misma. Mis caderas se mueven un poco más deprisa... sabes que soy fuerte, pero tus gemidos se han vuelto mi debilidad. He observado el profundo gozo de tus ojos. Siento tu pecho desnudo en mi ombligo y tu piel blanca dibujando llamaradas en mis lunares. Hemos encendido toda la oscuridad nocturna. 

Estoy volviéndome loca, completamente desarmada. Si me atrapas no me dejes escapar que no puedo atisbar nada más que tus labios ya... Me tocas despacio, saboreando cada instante. Acaricias mis gritos, y el precio de los secretos. Esto no es un campo perdido, pero sí inexplorado. Quítate las bragas, ya no aguanto más. No te pares, ahora no...

Oh dios, que dulce saben las guerras entre tus piernas. Tengo el control de esto pero me tienes enredada. El puto corazón no deja de latir. Te presiono contra mi cuerpo. No hay tacones, corazones o pintalabios ahora. Solo piel y sudor. Me la suda si cierras los ojos, sé que esos labios no pueden hablar otro idioma en este mismo instante. Déjate llevar...déjame llevar... déjanos llevar... y no volvamos jamás.

jueves, 12 de marzo de 2015

Y es que yo soy así.

Que cada vez que me refugio en actos no encuentro palabras, y cuando las palabras hacen acto de presencia en mi vida no soy capaz de mover un dedo. Que hablo en un "nosotros" sin pedirte permiso. Que sueño despierta todo el día, y de noche, me atrapa el insomnio por no encontrarme con los ojos cerrados. Que amo el silencio cuando un estruendo aterra mi vida, pero la falta de gemidos me atrapan en una rutina insostenible. Que no encuentro poder en mis besos, y menos en tus susurros. Que noto distantes tus sueños y demasiado cerca mis pesadillas. Que no estás, que nunca has estado. Que me he empeñado en seguir caminos que tú dejaste con candado, y sabes como mantener la cordura cuando te encuentras con una locura como es la de amarte y perder las esperanzas, la razón, y la belleza por el camino... Que contradecí tu desgracia y ahora te encuentro aquí, amándole a la nada, y comprendo que en tu vacío no puedo ocupar ningún hueco. Que recaigo en tus brazos en noches de nicotina, pero la bruma de tus ojos sigue sin dejarme atisbar tu realidad. Que sé cómo temes a la libertad, a dejar ir las palabras cuando el poder puede aplastar tus creencias. Que me miras como a una niña pequeña a punto de destruir toda su vida, y no te das cuenta de que soy más valiente que tú, porque no permito que los miedos amordacen mi boca en la resignación. Que he sentido esa distancia que permiten tus sombras, y tu asentimiento en contra de la luz que arrojan mis sonrisas cuando te encuentro... siempre donde no deberías. Que sé que has visto el sufrimiento, y no has permitido que salga de tu cama, por miedo a molestarlo y ahora no entra nadie más que la soledad. Que mi felicidad no se debe al aislamiento de obstáculos, sino al conocimiento del camino a superarlos; uno solo vive su vida cuando tiene cojones de hacerlo. Que te vas, y ni siquiera has cruzado la puerta de entrada. Que me has hecho daño, pero que no es nada, comparando con tu miedo a cruzar estas paredes que encarcelan cada latido al que le das nombre de "no correspondido". Que dejes de llamarle sufrimiento al amor, cuando es el darle la espalda lo que te está martirizando. Que dejes de llamarle amor al sufrimiento, que es lo que te está encarcelando. 
 Que por eso sé que es hora de irme, porque tú aún no has llegado.

Y es que tú eres así.

viernes, 6 de marzo de 2015

Gracias Dios por mandarme un ángel caido


Estoy cansada de luchar, y esto no ha comenzado todavía. No quiero imaginarme lo agridulces que pueden resultar los sentidos si dejamos que el tiempo se interponga entre nosotros. Detrás de las luces de la ciudad se esconden tus deseos, y los míos están aquí, sobre tu piel en orden alfabético. Pero ya no sé en qué idioma hablarte para retenerte un poco más.

¿Cuanto tiempo más vas a dejar que la tristeza me arrope? Es un cruel juego de tu parte, o de tus miedos quizás. Lo cierto es que no lo sé, me has dejado tan confusa que no estoy segura de qué camino debería tomar para no romperme más. Bueno, aunque debo admitir que ya no temo hacerlo, porque estar contigo ha sido como reconstruir una y otra vez las murallas que han encarcelado mis sentimientos.

Tu dolor, no justifica el daño que me estás causando. Si no eres lo suficientemente valiente como para aceptar todo lo que te ofrezco, no tienes la suficiente fuerza para afrontar una relación.
¿No deberías ser más fuerte que yo?

Soy de las pocas mujeres que conocerás, que decidan tomar las riendas de tu vida luchando sin tener recompensa. Pero ya basta. Ya me he cansado. Parece que te cuesta comprender que una relación es cosa de dos, y no existe nada ni nadie, que pueda hacerlo por ti. Me marcharé, porque me estás echando, y después te culparás al mundo por ser tan cruel, y a mí por no ser sincera. El único mentiroso eres tú.

Deja de tomarte por santo, que aquí quien no lucha no lo hace porque así lo ha decidido. Que sí, que sé donde te encuentras, que yo he estado ahí. Y por eso te digo que esto no es justo ni sincero. Sigue buscando excusas, sigue caminando por dentro. Pero recuerda que si me hechas, ya no vuelvo.

jueves, 5 de marzo de 2015

No paz


La noche se descalza, poco a poco, mientras va reflejando sus sombras sobre tu camisa desabrochada. Apareces armado con las manos sobre el pelo despeinado. Mis ojos se están dilatando. Ya me tienes. Uno de tus dedos se posa sobre mi pecho ¿Tú también sientes ese hormigueo sobre la piel desnuda? Sonries y mi respiración se acelera un poco más. Sabes que no te hace falta convencerme, sabes que no saldré corriendo esta vez. 

Los besos se van acelerado, y el calor se propaga entre mis mejores deseos. Sé que estoy siendo una estúpida pero merece la pena cielo, joder que sí. Me aferro a tu espalda, me abrazas más fuerte. No digas nada, que por una vez que terminamos hablando el mismo idioma ya no me hace entender absolutamente nada. Sabes que me tienes.Me muerdes el labio y se me escapa un gemido.Cierro los ojos para saborear este momento,
y
todo
lo
que
es
mejor
guardar
en
silencio.

Hay guerras que deberían durar toda la vida.