sábado, 30 de julio de 2016

Las personas...


Las personas tienen una horrible manía, sobre todo si te conocen desde hace años. Se forman una idea de quien fuiste, de lo que hiciste, de lo que dijiste... y no hay forma de escapar de esa espiral. Se han adjudicado jueces de una sentencia al que nunca fueron invitados.

Pero uno crece, cae, cambia, se transforma, no volvemos a ser los mismos. Y tú puedes aferrarte a la idea de quien fui, pero esa persona ya no está ahí. Si quieres, puedes crecer a mi lado, pero déjame hacerme grande. No necesito demostrarte que ahora soy diferente, simplemente es así.

Asusta saber que no pueden controlarte y por ello, intentan retenerte. Tratan de convencerte de que todo lo que haces ahora no eres tú, sino las heridas de lo que escoció en el pasado, y no es así. Soy alguien totalmente diferente que no quieres descubrir y tratar de retenerme solo me hace infeliz: Si soy yo misma te decepciono, pero si trato de ser quien una vez fui la que se decepciona soy yo.

Quienes realmente te quieren escuchan tu voz, te toman en serio, te dejan equivocarte y volver a caer. Permiten que crezcas sin temer al desconocido en quien te estás convirtiendo. 
Te acompañan en el viaje y no te fuerzan a quedarte en un lugar al que ya has dejado de pertenecer.