jueves, 28 de enero de 2016

Sortean mi vida


Esta no es mas que una voz mas de este mar de gritos de rabiosos. El problema es que no se nos entiende si no nos unimos y creamos un huracán perfecto contra las tierras que quieren degradar nuestra dignidad para hacernos más pequeños.

Que ellos no son mas que una isla desértica que se ha convertido oasis por las gotas de nuestro sudor y nuestras lágrimas. Porque lo único que han hecho ha sido usar sus propias cadenas como latigazos para cegarnos con todas la manipulación y que ni siquiera nos creamos a nosotros mismos.

Y así no hay quien pueda luchar.

Inconscientes, pagamos el dolor que ellos provocan con nuestros pequeños egoísmos personales. Han camuflado el objeto de la desgracia y la han escondido entre programas basura, pornografía y mentiras. Muchas mentiras.
La calle huele a desesperación, a la impotencia de tener todas las armas y no saber cómo  usarlas, cómo  acabar con el miedo y la sumisión.
Auto conciencia.
Organización.
Lucha. 
Dignidad.
Con lo que se esta jugando es con nuestra vida.

sábado, 23 de enero de 2016

Tres vagones de más

Desde que te he conocido,
he dejado de escribir.
Como si la poesía tuviese ya suficientes atentados
con tus ojos en forma de sonrisa.

Hace tiempo
que me cansé de correr con los ojos cerrados,
por callejuelas que me conducen a lenguas
que nunca recuerdan las 6 letras de mi nombre.
Quiero incendiar la ciudad por tu mirada
para descubrir en tus ojos parte del desastre natural de mi locura.

He estado años
esperando en el frío banco de esta estación,
y ahora me doy cuenta
de que nunca puse mi pie sobre ningún tren.
Tengo un corsé de cotinadeidad
que solo tus largos dedos pueden desabrochar.

Sin embargo,
no podré prometerte "para siempre"s.
Ahora no.
Aunque hay una forma de que me quede habitando
en esta piel salvaje.

Cuando veas que mis piernas tiemblan,
cógeme de la mano,
y no me sostengas jamás.

Sé que quizás es mucho pedir,
solo hasta los sueños que puedas soportar.
Pero estoy aprendiendo a amar,
y ahora sí
debo empezar por mí misma.

A pesar de todo,
juro que no te arrepentirás.
Te lo dice alguien que ha sufrido mis peores huidas,
y se ha coronado con lágrimas de felicidad.
Merece la pena.
Mereces la pena.
Merezco la pena.
Merecemos las penas y alegrías,
que la poesía nunca se atreverá a arrebatar.


jueves, 21 de enero de 2016


Los momentos abrocchan el tiempo con sus mejores galas 
y hacen de la vida algo que merezca la pena recordar. 
Nada mejor que hacerlo poniéndole diferentes apellidos a las costuras de otras manos 
que te ayuden a cosserte las alas.

Disfruta. Déjate soñar.

jueves, 7 de enero de 2016

Esta(mo)s acabado(s)



Toc, toc, toc.

Otra disculpa más no por favor.

Dices que me echas de menos,
y de pronto has olvidado 
que no fue el alcohol
el único que dejó rastro en tus labios
el jueves anterior.

Creí que sabrías negociar con tus deseos,
pero parece que no,
porque me estás perdiendo 
y no te ha dado tiempo ni ha reconocerlo.

Te abro.
Tienes los ojos temblorosos
y la voz llorosa.
Mierda.
¿En serio esperas que me lo crea de nuevo?

Al final,
en éste final,
éste es el final,
lo más triste es que lo que más he aprendido de ti,
a las terribles,
es que somos más lo que hacemos que lo que decimos.

Cierra la puerta cuando te des cuenta de que este ya no es tu hogar.

viernes, 1 de enero de 2016

Querido 2016:

Ojalá me enseñes a no darle tanta importancia a lo que dicen los demás, a aprender a ponerme a mí misma antes que a otros, a dejar de lado futuros imposibles porque estoy obsesionada con el pasado. Me martiriza entrar en un bar y no poder hablar con nadie cuando los conozco a todos.

Siento que mi valor cambia dependiendo del número de personas que se encuentran en mi vida. Creo que en el momento en el que la gente empezó a hablar de mí (para bien o para mal) mi vida comenzó a parecerme una cárcel que intentaba encajar en rejas que no eran mías. Y desde entonces sigue siendo así.

No soy tan estúpida como para no darme cuenta de que me aterrorizan las palabras ajenas por la decepción que pueda causar en ellos. Es como si me anulara a mí misma, y ya no estoy segura de quién está ahí por gusto.

Dependo de las personas de mi pasado por creer que debería haberme llevado bien con ellos, que el error está en mí. Pero no es mi culpa. Me cuesta dejar de imaginarme futuros imposibles en los que ellos tengan algo que decir. En resumen; he dejado mi vida en sus manos.

Sin embargo, en realidad, no tienen nada que decir de mi vida, porque ya les doy igual. Hace mucho tiempo que no formo parte de la suya. ¿Y entonces, por qué no puedo dejarlos ir si nunca he estado con ellos?

Quiero dejar de desearme a través de los ojos de los demás. Yo soy entera, cuando no me estoy relacionando con otros. Tengo una vida en la que debo caber también yo. Soy yo la persona más importante de mi existencia. Aunque sigo sin creérmelo del todo.

Así que te pido, mi querido 2016, que realmente me enseñes a depender menos de los demás para poder valorarme por mí misma.

Cruzo los dedos.