domingo, 29 de septiembre de 2013

viernes, 27 de septiembre de 2013

Cosida por un millón de personajes


Arrastro mis pesados sentimientos por el mundo de los deseos muertos. Susurras mi nombre y te quedas observándome. Siento cómo tus palabras ahuecadas hacen eco en mi corazón. Nada es real, nada es fantasía. Hemos evaporado nuestro futuro sobre el cristal de la indiferencia y ahora ninguna recuerda lo que es la felicidad. Amo tus defectos en un mundo en el que anhelas la perfección.

Perfumo mi mente con pensamientos plagiados, tratando hacer más confortable esta soledad en la que me aposento. Tan solo me regalas un latido cuando la libertad comienza a coserme las alas con dolor. El silencio se ha convertido en tu arma favorita y no dudas en levantarla para recuperar un poco de tu demencia, pero nunca llegas a disparar, porque sabes que te salpicará de terror.

Yo soy quien revela tus pesadillas en lo vídeos de tu memoria, y no permito que ardas tu inocencia. Me odias porque te quiero, y sin embargo, quieres que te odie. Siento que soy el veneno de tu conciencia, la asesina de tu melancolía. Me recorre un escalofrío al darme cuenta de la cantidad de veces que recordaré esta efímera escena.

Nuestros ardientes recuerdos se pierden y ninguna dice nada. Sé que te estás adentrando en una terrible guerra sin ser consciente de que tu único adversario eres tú misma. Nada puedo hacer para salvarte de tus cenizas. Punto muerto. Nadie que corrobora tus inocentes mentira. Nada que planifique mis pensamientos suicidas. Tan solo necesitas recordar y no arrancar tus pesadillas.

Abre las latas de embusteras locuras y emborrachémonos; yo para no sentirme vacía y tú para seguir jugando con tus personajes divididos. Nunca seré tuya, pero tú tampoco serás nunca mía. No digo nada. Soy consciente de que cualquier pregunta destrozará esta atormentadora armonía. ¿Quieres continuar? Dime cual es mi guión y personaje, para que pueda quemarla viva y hacerte despertar de esta mentira.

lunes, 23 de septiembre de 2013

La paz en la guerra de mi vida.

 
La casa está vacía. Silenciosa. No existe nada que pueda detener mis pensamientos. Las mismas palabras reparten compasión a través de mi voz rota; es una tristeza conocida, habita en mi corazón desde que la soledad arropó mi inocencia. Las decisiones vacías hacen de nuestro futuro el propósito de golpes esquivos. Me acomodo en este silencio, repleto de sentimientos que temen alzar la voz. Este no es un momento importante, sé que lo dejaré escapar junto al tiempo que presiona mi destino, para olvidarlo por completo. No deseo confesar más impulsos vengativos, solo quiero encontrar la paz en la guerra de mi vida. No más dolor manipulado, no más pensamientos punzantes. Un esfuerzo por dejar de reprimir mis sonrisas y aprenderme el juego de mis sombras. Quizás sea la hora de comenzar a buscar la valiosa felicidad. Quizás deba aprender a cubrir mis hombros con soledad compartida. Unos tímidos rayos de sol se adentran en mis ocultos miedos, y siento que soy testigo de mi propia muerte. Dulce pero desdichada. Acabo de dejar atrás a la persona que no volveré a ser jamás...

domingo, 22 de septiembre de 2013

Un corazón que no se puede vender

La ignorancia sentencia mi corazón sin rasguños. Observa mis esposas y me concede la pena de muerte por jugar con mis propios sentimientos. El destino baja la vista desde el tribunal, avergonzado por ser el poseedor de la verdad más pura. La comprensión, sentado mi lado, hunde su cabeza entre sus manos llorando lágrimas de comprensión. Sabe que no saldré viva de esta. El amor me menosprecia con la mirada desde una esquina, todo por prescindir de sus trampas de oro y diamantes. Nunca comprará mi alma. La lujuria me guía con una sonrisa bondadosa, mientras me apunta con su pistola por la espalda. Dulce inocencia perdida. Las mentiras discuten entre ellas, han quedado huérfanas de mi corazón. El autocontrol me concede el poder del arte de su vida. Todo quedará apagado, pero nadie entenderá porque. Camino por el pasillo mugriento con mis tacones de nociones preconcevidas. Mi vida es un completo desorden, pero aún luzco preciosa en este vestido impoluto. Compartiré mi identidad con la eternidad, pero nunca sabrá quién soy en realidad.

sábado, 21 de septiembre de 2013

La vida eterna de la muerte

 
La muerte se levanta. Abre sus ojos de cristal lentamente y se cubre de plumas blancas. Arranca de su pecho las sombras de la pureza y las hace translúcidas. Puedes ver sus sueños rotos a través de ellas. 

Las almas ahuecadas abren paso sobre sus abdicadas lágrimas. Todo está sumido en un perpetuo silencio. Es el único camino hacia la verdad. El frío afila el surrealismo y lo hace sincero. Avanza encabezado por el tiempo burlón y risas desgarradas. 

Trozos de botellas de cristal quedan incrustados en sus uñas. Complementan el alma de su persona. Silencia miradas frustradas y vuelve a perderse en el reflejo de se crudeza. Ese es el secreto de la belleza eterna.

jueves, 19 de septiembre de 2013

lunes, 9 de septiembre de 2013

Todos los diciembres se convierten en un dulce agosto a tu lado




Cógeme la mano antes de marcharte, para que pueda saber al abrir los ojos que eres más que una traidora ilusión. Hace mucho tiempo que no sentía miedo, pero tú has relucido cada emoción sobre la terrible oscuridad que dejará tu despedida. Mi vida ha sido como una fantasía liberadora desde que te conozco. Lleno de palabras que dejan huellas y promesas que dibujan una soledad protectora. Nos columpiábamos en deseos que nunca tuvieron que reprimirse, y siento que si te vas, llevarás contigo todos los recuerdos con los que rellenábamos unas almas que llevaban demasiado tiempo perdidas. Cuando te encontré, no tuve miedo alguno de mirar las nostálgicas sonrisas que me robaban tantos deseos corruptos. Una sonrisa que quedaba envuelta en el caluroso viento de un verano que quedará por siempre escrito en mi corazón. Tus dulces deseos son ahora mi testamento. 

Me miras con ternura, recalcando a través de tus rojizos ojos el dolor que me supone tener que romper mi corazón de nuevo. Tan solo mi corto vestido negro será el testigo de tu presencia en mis desamparados renacimientos. ¿Como viviré sin ti ahora, si eres parte de todas las esquinas de mis paseos veraniegos? ¿Como encontrar la verdadera felicidad, si tan solo alcanzo la libertad cuando corremos juntos tras ella? ¿Como saber lo que es amar de verdad, si te llevas junto a ti todos mis latidos?

Despertaré en un hotel de paredes blancas y una cama vacía, desvelándome de una realidad que hace poco me hacía propietaria de una inestabilidad auténtica. Yo seguiré caminando, como tú me enseñaste a hacer, con los pies ensangrentados pero una dulce sonrisa que colgaba de mis sueños. Sin embargo, guardo en secreto la creencia de que forzaré mi tristeza a caer en la adicción de tu voz rota. Las lágrimas empañan nuestros ojos. Tan solo deseo que sepas que encontrándote a ti, me he encontrado al fin a mí misma. No deseo que te vayas. Soy otra, pero tan solo me siento entera cuando conducimos en silencio en las noches tormentosas.

Ellos dicen que todos tenemos un lugar en el mundo... nunca he tenido más claro, que mi lugar es a tu lado. Susurro los restos de un deseo cohibido. "Dos almas que no se despiden del todo, vuelven a reencontrarse de nuevo." Me siento enferma y perdida. Me abrazas una vez más, y siento que muero en la fuerte sacudida del destino. Te apartas. Siento como algo dentro de mí se desencaja. No hay palabras, no hay llantos. Todos los sentimientos libres como tu mirada soñadora. Entonces te giras, y comienzas a caminar. Te observo aturdida. Vuelves tu rostro con el alma dolorida, y dices al fin "No tengas miedo. Volveremos a vernos." Volveremos a vernos... la última promesa que quedará por siempre en mis heladas emociones escrita. Como el leve pestañeo de la vida; como dos sonrisas por siempre divididas...

domingo, 8 de septiembre de 2013

Un ángel que nunca aprendió a sonreír

 
Hay miles de cristales rotos a mi al rededor. Las lágrimas ensucian mis mejillas y ni siquiera recuerdo por qué. Tengo muchísimo frío, pero ahora no importa, porque él no está. Se ha ido de mi mundo durante unos pocos minutos y puedo respirar. Aún y todo, debo estar alerta, volverá. Necesito que vuelva. Surco duras miradas de decepción y me zambullo en la sangre que se congela por la tristeza. Trato de abrazarme pero mis mojadas manos resbalan por mi piel cicatrizada, ya no puedo sostenerme ni a mí misma. Hecho mi cabeza hacia atrás y cierro los ojos, soñando arrancarme la piel y huir de mí misma. Me quedo quieta, como una muñeca muerta, mientras dejo que el agua helada ahogue mi valor y me haga perderme en mi absurda sabiduría. Sola. Asustada. Perdida. Las puertas de mi alma llevan tanto tiempo cerradas que están cubiertas de telarañas. Tengo miedo de acercarme a ellas y apartarlas. Me hundo un poco más mientras observo como el agua se vuelve rojiza, pero no estoy asustada... ha pasado mucho tiempo desde que me siento muerta. Escucho mis latidos acelerados que intentan escapar de los barrotes de mis costillas. Nunca será suficiente. Finalmente, dejo caer el peso de mi cuerpo y me acurruco entre el vapor, que hará de esta sucia muerte un mundo de fantasía.

sábado, 7 de septiembre de 2013

No hay nada más duro, que luchar contra ti mismo bajo la inestable creencia de que ese es el camino más sincero hacia la felicidad.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Balas del destino


Oigo sus pasos secos a mi espalda. Acelero el paso. No permitiré que me capturen. Aunque ya es demasiado tarde. Ahora tan solo deseo volar entre rostros desconocidos y dejar hondear mi vestido negro en los suburbios. Pero este es mi destino, y voy a perseguirlo con la cabeza bien alta. Tan solo aceptaré mi muerte si quienes me disparan son mis deseos y el vacío anhelo de un trabajo que nunca será enterrado. Mi respiración se acelera al sentirlo cerca. Trato de prestar atención, pero no oigo más que mis latidos. Se está acercando el final y yo estoy con las manos vacías. Parece que el mundo entero se ha detenido. Me escabullo de mis oscuros sentimientos al pensar en el intenso dolor que me hará digna de una muerte honrada, pero a la vez cruel y vengativa. 

Oigo como carga el arma. Respiro hondo. Siempre supe que mi fin sería de este modo, pero nunca que sería a tan corto plazo. Siento como sus cegados ojos desnudan mi alma, pero no importa. Podrá tener mi vida, pero nunca logrará que mi corazón le pertenezca. Podría gritar y pedir ayuda, aunque me resisto. No pienso darle el lujo de verme sufrir. Si muero, lo haré como la heroína que soy, al fin, ahora, como toda siempre quise serlo. 

Llevo años soñando con este escalofriante momento. La vida escribió sobre mi piel un destino que no pude evitar, pero que tampoco desee hacerlo. Aunque hay algo diferente. No estoy asustada. No tiemblo. Hace muchos años que no me sentía tan serena. Tan solo me detengo, y despacio, vuelvo mi rostro para observar con ojos helados, el asustado rostro de un dulce niño, al que nadie enseñó a querer nunca. Levanta el arma. La noche se silencia...