martes, 30 de junio de 2015

Querido diario:

Hoy ella ha pasado bajo mi ventana, y he escuchado su risa. Quería correr para verla, pero sentía que si me acercaba demasiado se asustaría y saldría en estampida. Ha dejado un rastro de corazones rotos por el camino, pero yo la conocí sin plan ni pistas, sin mapas que me guiaran a su sonrisa... pero ahora que he visto el tesoro de sus ojos no puedo dejar de buscarla por los siete mares. Oigo de sus actos en bocas ajenas y me enfado tanto... creen conocerla cuando nunca la han mirado como yo lo he hecho. No comprenden lo que dice sus silencio. Ella aún no me ha conocido y yo ya la quiero. 

Las casualidades la llevaron hasta terrazas en las que yo mismo era testigo de los suicidios de su felicidad, pero nunca supo que estaba allí, nunca supo que la vi. Quizás fue en aquel lugar donde realmente pude ver su resplandor incómodo entre voces sin rostro. La he abrigado con poemas que nadie ha leido, y he deseado de algún modo, que llegasen hasta ella en los miles de suspiros que me provocan sus muecas de desenfado. Siento que han machacado su corazón, pero aún sigue arrastrándolo con el peso del tiempo. He descubierto la muerte en sus ojos y yo solo quiero verla viva, más viva que nunca. La quiero tal como ha sido, como es, y como será. Ojalá ella encontrase el valor de compartir ese amor conmigo. O lo hiciera yo.

viernes, 19 de junio de 2015


A menudo siento que las personas que dicen quererme creen hacerlo porque soy el pedestal sobre el que ponen todos sus trofeos. Cuando decido marcharme todo su mundo se tambalea y creen necesitarme; no porque me quieran realmente, sino porque desean tener a alguien sobre quien sentirse superior y construir sus mundos sin temer que se derrumbe sobre sus hombros, y para eso estoy yo.

miércoles, 17 de junio de 2015

Tengo sed de vida. Y ya no puedo autoengañarme más. Necesito salir de aquí, aunque aún no esté condenada. No tengo miedo del futuro, ni de que me hagan daño, y mucho más importante, no me asusta la soledad. Tengo sed de vida. Y ya es un sentimiento que no puedo calmar reteniéndome con borracheras a mí misma.

Tengo sed de vida, y solo hay una forma de liberarme de la misma.

martes, 16 de junio de 2015

¿Sabes cómo me siento?


Salto en el vacío y no hay paredes que me detengan. Jugueteo con el respeto de los demás y robo un poco de su orgullo para comprobar cuánto aguante tienen. Amo demasiados corazones despedazados y me dejo envolver por su aura para disfrutar del goce de salvarme a mí misma. Siento la lluvia recorrer mi piel desnuda, de modo que reluzca mi verdadero ser. Arrastro el tiempo que trata de detenerme a mí. He aprendido a volar después de tanto tiempo a rastras. Una nueva vida comienza ahora. ¿Te atreverás a cambiármela? 

domingo, 14 de junio de 2015

Dejad mis heridas en paz


Expandí mis alas esperando no ser engullida por el amor. Quien todo lo quiere es quien menos obtiene, poro yo volé cegada con la luz de la verdad. Acurruqué todos is miedos en los dobladillos de mi lengua e intenté limpiar mi nombre con mi saliva. No esperaba que las prisas terminasen salpicando tantos corazones rotos. 

Era demasiado líquida para que pudieseis flotar siempre en mis pesadillas preferidas, pero eso ya no hace falta que os lo explique ¿verdad? La oscuridad desplegó sus banderas por mis costillas y nunca más he podido respirar.  Una lágrima dijo más que lo que una imagen jamás podrá, pero nadie la oyó caer. Escribisteis sobre mi piel como si fuese propiedad de todos; como si no guardase más cuchillas en mi mirada. Entonces estaba demasiado rota para que pudiese sentirlo siquiera, ahora tengo vuestras garras tatuadas.

Estuve muerta desde que supe que pasase lo que pasase, mi corazón seguiría latiendo siempre. Mis clavículas acentuaron los puntos suspensivos y preferí el silencio de la hipocresía a una verdad maquillada. Nadie preguntó nunca si estaba bien cundo encontrasteis mis rastros de sangre por los bordillos de las aceras de vuestras flamantes casas. Ahora os creéis con derecho de juzgar mis sonrisas, como si no fuesen las dos caras de una misma moneda. Mi mirada no decía nada. ¿Dónde condenaréis mi asesinato de nuevo?

jueves, 11 de junio de 2015

Me reprochas tener miles de armas con los que luchar, que sepa como utilizarlas y no hacerlo. ¿Contra qué tengo que luchar? ¿Por quíen? La única persona que me proporciona profundo dolor eres tú y te han nombrado comandante de mis tropas. Matarte sería un suicidio.

miércoles, 10 de junio de 2015

No volveré allí. No pienso permitirlo.

Lo siento por todo el daño que he causado durante todos estos años, sólo sentía que ninguna de vuestras abrigadas halas era mi hogar, por mucho que el viento a contra corriente fuese demasiado áspero. Son todos los errores que he necesitado para llegar a las entrañas de estas fantasmales heridas.

He intentado vivir deprisa porque no soportaba sentir mi realidad, y conmigo he arrastrado así, todo lo que quería de verdad. Entenderé que me odiéis, pero no cerréis vuestras frágiles puertas por mi culpa.

Estaba tan equivocada respecto a toda mi vida... ahora lo veo con tanta claridad que duele. Pero al fin lo sé todo, no os preocupéis.

Te quiero, de verdad. Dejadme volar en libertad.

martes, 9 de junio de 2015

Esto me hace feliz


Puedo ver la realidad de forma clara, y aunque los barrotes duelan por su brutal sinceridad, me alegra saber de qué están hechos. Con el tiempo descubres, cómo cualquier sentimiento que queda aprisionado por la mirada de los demás es realmente por lo que merece la pena luchar. 

También aprendes que está bien aceptar que no sabes por dónde vas; en ocasiones, la vida es una incertidumbre que sólo el tiempo puede descifrar, y está bien no tener un plan. 

Todos necesitamos un poco de las piezas de los demás para hacernos fuertes, pero la base de nuestro castillo somos nosotros; somos los cimientos de nuestra propia vida. Creo que es importante saber que es sencillo hacer planes de futuro, pero que la vida nos va moldeando de tal manera que quizás ese sueño pierda validez, y no haya sido lo que deseábamos en realidad. 

La vida es un constante camino de autodescubrimiento y existen muchas cosas que no sabemos de nosotros incluso cuando cumplimos 70 años. Por eso está bien equivocarnos, fallar y seguir aprendiendo.

Esto me hace feliz.

viernes, 5 de junio de 2015

Tú misma

Si hace años me hubiesen ofrecido la oportunidad de vivir en desenfreno constante, juro que hubiese aceptado sin pensarlo dos veces.

¿Por qué caiste en una depresión si eras una chica ejemplar? Me he hecho esa pregunta durante años, sin darme cuenta de que la respuesta estaba implícita en la misma. Era una chica ejemplar.

Una chica buena, como otros debían ser. Compararon a mi hermano conmigo hasta que llegó a odiarme, mi vida era la "perfección" de la que todos querían gozar... era un ejemplo a seguir y yo nunca lo pedí. Lo único en lo que pensaba era en "¿por qué queréis ser como yo si lloro todas las noches sentada en el suelo de la ducha?" No era feliz y nunca fui libre. Odiaba que la gente tratara de imitar mi vida porque sabía que los conduciría a la mismísima desgracia.

Tenía un miedo atroz de cometer errores. Muchísimo miedo. Sentía esa presión de las expectativas puestas en mí y no podía librarme de ellas por el miedo a que el orgullo de mi madre y el cariño de mi padre desaparecieran. Esa hija que idolatraban estaba despedazada, ahogada en pensamientos, desgarrándose la piel porque no podía escapar de sus pensamientos; presa de sí misma.

Simplemente necesitaba huir, y considerarme humana. Quería que me odiaran para que nadie pudiese encasillarme en el maniquí de niña buena, pero a la vez ser querida por quien era en realidad. Todos han creido saber quien soy, y ahora comienzan a darse cuenta lo desajustados que estaban esos pensamientos a mi realidad.

No digo que la bondad no sea un gran cumplido, no lo es solo cuando no permites a la otra persona ser real y considerarla parte de lo que eres tú.

Ahora siento la libertad de perder la cabeza, y ver quién, aún así, se queda junto a mi cuerpo y quienes, al contrario, tratan de arrastrarme a sus agujeros.

Al final, el mejor consejo que he aprendido durante estos años ha sido éste: no seas mala ni buena, sólo sé tú misma.

jueves, 4 de junio de 2015

Avisos

Reprimir mis impulsos es como apresar mis deseos más profundos. Nunca lo hagas, por mucho que te parezca el mayor error que vaya a cometer en mi vida, no lo hagas. Porque mis impulsos son la única forma de seguir en contacto con la vida, de poner en práctica aquellos pensamientos que avivan mis canciones y mis libros preferidos. Si no sigo mis impulsos, simplemente ese deseo muere. Porque cuanto más pienso algo, menos probabilidades hay de que lo cometa. No porque sea irracional... sino porque simplemente, pensar en ellos me hace pensar también en el miedo que arrastraré al cometerlos. Es mi forma de dar libertad a mis pesadillas. Dejad que cometa errores, porque sé mejor como lidiar con ellos que con la propia decepción de acobardar mis deseos. Por eso, y por todo esto, prefiero hacer y pensarlo, que pensarlo, y no cometer nunca ningún delirio.