domingo, 31 de mayo de 2015

Se nace, 


y nos matamos.

Ha sido un largo viaje... todavía lo es


Entramos en la fiesta y parece que cada uno de los presentes nos lleva esperando muchas eternidades. Ha sido un largo viaje... todavía lo es. Nos encontramos mientras nos perdemos en nosotras mismas, la una en la otra. Las bocas hablan sin cesar, pero hace tiempo que dejé de comprender su idioma. 

El alcohol ha difuminado todos los latidos, pero nadie deseó soplar en mi contra. Sé de sobra que soy la única persona que puede detenerse a sí misma. Pero tengo miedo de los pálidos ojos de mi madre, quizás quieran cegarse, o quizás guarden silencio para siempre. Sólo el tiempo sabrá como escribirlo en mi piel.

Son solo miles de niños correteando por mi piel, jugueteando con mi respiración, alquilándome a plazos porque no pueden encasillarme en ninguna cordura posible. Si tengo que vivir, lo haré con la mayor pasión posible. Y para ello, no hace falta más que ser uno mismo en su salvajismo interno.

Somos preciosas criaturas que armamos el alboroto que fascina a todos los demás. Yo por certificar mi veracidad, tú por la adrenalina de enfrentarte a los mal hablantes con descaro. Puedo ver que esto te da valor, pero no sé si realmente te hace feliz. Y yo... me sé lo que hago, lo mío es solo otro caos bajo control más.

Que la noche te atrape es uno de los mayores placeres que puedan existir, pero procura no quedarte a vivir en ella... procura escapar siempre antes del amanecer. ¡Sal!

sábado, 30 de mayo de 2015

"¿Escritor? ¿De verdad?"

Nadie ha triunfado en su vida aferrándose a la tristeza. Por eso, nadie recuerda la fecha de muerte de los escritores, pero sí de sus poesías. Los escritores son muertos de hambre porque roban de las lágrimas ajenas pensamientos que nadie desea leer, no merecen más limosna que esa. Llamamos escritores a aquellos que han aprendido a serlo, no a los malditos que se odian por no poder evitar escribir esas guarradas obscenas que afirman que los humanos solo somos animales con cuchillas de afeitar. Ya no hay escritores malditos, nos hemos deshecho de todos. ¿Cómo vamos a comprendernos si no damos voz propia a la tristeza?

Hemos controlado la locura como si fuese algo malo; la locura da a los locos la oportunidad de sentirse vivos, es la represión de la misma lo que nos hizo desgraciados: Van Gogh no se cortó la oreja mientras estaba pintando, lo hizo cuando sentía su alma lapidada. 

Parece que no quedan cuentos sobre gente fea y horrible. Como si el arte consistiese en dibujar caritas sonrientes para que los desgraciados no sientan el poder de formar parte de esta sociedad de pega. Las mentes más peligrosas son siempre las más dañadas; saben que pueden sobrevivir por muchas heridas que les asesten. 

Las personas que comprenden la soledad y no les importa ser considerados gilipollas, son los únicos que realmente se aceptan en el aquí y en el ahora, y por ello, los menos escuchados porque cada frase que sueltan es un rastro de la realidad. Matamos a nuestras genialidades antes de los 35, para disfrutar su desgaste, la indicación en luces de neón de que las desgracias no deberían formar parte de tu vida. Y toda la sociedad traga, traga y traga por los ojos.

Estúpidos. Los más bondadosos son aquellos que predican su propia maldad. 
¿Por qué fue, sino por derrumbar el engaño de Dios, desterrado satanás?

viernes, 29 de mayo de 2015

jueves, 28 de mayo de 2015

Seré cabrona, pero no gilipollas


Hemos vuelto a las andadas de este existencialismo de nuevo. Ya no sirven de nada los objetivos si todos estamos absortos en mentiras. No confío en nadie. ¿De qué me han servido todas estas gentiles sutilezas? La realidad es demasiado dura como para que pueda soportar mis cegueras.

Habéis intentado quitarme la vida sin daros cuenta del tiempo que llevaba muerta. Estáis haciendo de mí un monstruo que vuelve a creer en la protección del odio y la distancia. Soy un desastre total para pertenecer a la vida de cualquiera. Quizás mi camino siempre haya sido solitario y solo me he empeñado en luchar contra mi destino.

Esta vez no me caeré. Ya no soy esa niña de 13 años. Estoy harta de tratar de ocultar esta puta locura de los insomnios que me ahogan sólo para ver vuestras sonrisas que dan la espalda a la mínima. No soy perfecta, pero tampoco creáis que vosotros sois precisamente elegidos del cielo.

He dejado entrever el amargo monstruo que cuelga de mis venas; creo que no estabais preparados para ello. La diferencia entre mi sonrisa y mis gritos despiadados es abismal. Un puto segundo es suficiente para apuñalar una eternidad.

Me veréis echa una basura si queréis, pero nunca en el suelo. Estoy harta, tratando de construir el cariño de todos aquellos que no parecen comprender el idioma de mis actos. Adoro cuando os tatuáis toda mi maldad pero dejáis arder mi parte bondadosa. No voy a retenerte aquí, pero si te vas no vuelvas jamás.

Victimizarme sería como ponerme una soga al cuello y no levantar los pies del suelo. Soy una auténtica zorra, pero no me haréis más heridas de las que yo misma me vaya a causar.

Estoy harta de intentar abrazar sentimientos inmateriales. Si quereis odiarme hacedlo, siempre será mejor que quererme mientras guardais las puertas de emergencia a vuestras espaldas.

Me he rendido en nosotros,
pero no pienso hacerlo conmigo misma,
cabrones.

miércoles, 27 de mayo de 2015

No vacíes mi nevera por favor



Chica fuerte. Has apartado todos los obstáculos a golpes, y sin querer, has destrozado todas las recompensas de nuestra agonía. Tengo esa horrible cualidad de hacer sentir a la gente que sobra de mi vida cuando más los necesito. Todos se están marchando y he comenzado a darme cuenta de que soy yo quien no permite que nadie más barra mis lágrimas.

Construiré una caja fuerte con mi rabia contenida, y encerraré dentro la belleza vacía que ha disparado en mi contra. No quiero comprender, no quiero despertar, pero deseo que alguien me encarcele en la verdad para que pueda entender los motivos de mi condena.

Si nunca supe cuidar de mí misma, cómo esperabáis que cuidara de vosotros. He intentado luchar contra las mentiras maquilladas, hasta el punto en el que no me han importado más que los corazones desgastados y borrachos. Pero nada en este mundo parece llenarme lo suficiente. 

¿Alguna vez te has preguntado por qué no me da miedo hacer cosas nuevas? Necesito chutes de terror que me demuestren que esta no es una realidad dibujada sobre una hoja de papel doblada. ¿Cómo voy a temer algo si nunca he sentido el sabor amargo del dolor atraparme en la presencia de ojos ajenos?

Una vez decidí arruinar todas mis pesadillas, y fue todo tan fácil. Tan sencillo que ahora me he quedado sola, y se ha cumplido la que más temía porque estuve entretenida buscando ventanas por las que escapar. Cómo no voy a querer los libros si son los únicos a los que no puedo hacer cicatrices... Soy una persona horrible.

La felicidad no vale nada si no tienes con quién compartirla.

lunes, 25 de mayo de 2015

Emociones plastificadas


¿Has oido a las mariposas rascar nuestra escarcha? No quieren nada más que nuestras sobras, pero no les dejaremos volar, porque reflejan todo lo que un día no pudimos alcanzar. Permitimos nuestra muerte y ahora solo trazamos borradores de nuestro nacimiento. 

Te arrasó la vida, y el peso de un corazón de plástico. Ya no podemos escribir más poemas en botellas vacías. Trataste escapar de tu infierno aferrándote a mis caderas; sabías que conseguiría sobrevivir, pero tu peso no me deja respirar. 

Esta casa de madera sigue masticando los sonidos de los fantasmas que dejaron tus sentimientos. Nada es real nunca más. Sostenerte en esta agonía que te hace sentir tan vivo es lo que reclamará la presencia de la muerte. Cerebros mecanizados que solo responden a golpes de placer. Dejemos de contar el dolor de las heridas que palpitan siempre demasiado.

La nevera se ha quedado vacía por la grandeza de las pieles pálidas que hemos arañado a regañadientes. ¿Puedes escuchar como se mueven nuestras cadenas? Hemos alzando nuestros puños ¿representando qué? ¿La vida que hemos perdido ya o la muerte que nos ha perdido a nosotros? 

No te das cuenta de que no puedes romperme, porque no confío en nadie más. Mi propia asesina soy yo... soy la única que me puede rescatar.

Mis heridas han empezado a sanar hoy, lo sé porque escuecen como el mismísimo infierno.

sábado, 23 de mayo de 2015

Demasiadas cosas que me duele no entender



Vi a dos amantes ayer.

Ella le abrazaba por la espalda y acariciaba su piel. Parecía que la vida pesaba poco en sus miradas. Se besaron, y yo no supe con qué excusa ocupar mi mirada, distanciarla de tanta felicidad. Uno desplomaba su respiración en la mejilla del otro, como si soplaran para derrumbar todas sus pesadillas. Aunque de todos modos, cuando cierran los ojos, parece no importarles más que la realidad del otro. Han dado paz a sus sentimientos mutuos con la sinceridad. Me pregunto cuántos amaneceres habrán tendido alejados de esa soledad que solo conoces cuando realmente pierdes a alguien.

No pude evitar imaginarme así, pero lo hice con cuidado, para que los recuerdos de lo que nunca ocurrirá no agujereasen mis emociones presentes. Mi madre me dijo que no comprendía como yo nunca había compartido más que dos latidos de instante pasajeros. Y yo solo pude excusarme con el amor a la soledad. Nunca he conseguido hacer durar ninguna relación ama. ¿No ves que estoy rota en tantos pedazos que antes o después termino dañando a quien se atreve a acariciarme?

Como siempre, camino sola, sin dejarme llevar. Me pregunto si realmente es mi culpa por permitir que el miedo construya tantos alborotos en el temblor de mi voz. He dejado las sonrisas de enamorados detrás. Siento un profundo vacío al no poder comprenderlo; demasiados poemas de amor que no conducen a ningún lado. Soy como un fantasma en este mundo ajetreado que nunca ha encontrado lugar. No tengo miedo de sostener la mirada demasiado tiempo, sino de cerrar los ojos y descubrir al despertar que ya no estás. Como todos.

Y que no vuelvas jamás.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Mi hogar

Nuestras almas se han separado pero todavía puedo verte por las rendijas de la compasión. Hemos crecido tan rápido que no podremos reconocernos de nuevo. He saltado con los ojos cerrados, y aunque me juraste que no estarías, he sentido tus brazos mecer mi miedosa voz. Eras quien más temía y yo quien más querías tú.

La libertad es un trabalenguas difícil de traducir a otros cuerpos, pero no podremos vivir si lo nuestro no muere primero y cortamos las alas al terror. Las diferencias no significan distanciamiento. Es un pequeño camino que lleva a demasiados senderos, solo dejo que me guíe el corazón. Nunca pensé que me encontraría a mí misma en lugares que nunca antes he visitado... y poder llamarlos hogar.

Sé que no darás la espalda a mi insensatez de ahogarme entre cristos ateos, sin embargo, ya no espero que lo entiendas. Somos mundos diferentes que habitan el mismo universo, por mucho que ni siquiera yo esté segura de lo que esté haciendo conmigo misma.  Al final, hay que estar un poco cuerdo para cometer locuras, y ninguna fue nunca con el código de barras colgado del cuello. 

Pero ahora me toca volar, y alejarme de todo... y eso, ya no lo puedo hacer más contigo.

Te quiero.

martes, 19 de mayo de 2015

¿Dónde está la frontera?


¿Alguna vez te has masturbado sin ganas? ¿Como queriendo llegar al paraíso a través de senderos llenos de lodo? El cuerpo se acelera, pero tu corazón se aferra al silencio, y late incluso más despacio. No hay placer, solo un enorme vacío que se distrae jugando un rato. Intentamos olvidar que los orgasmos son pájaros que nacen y mueren en el primer vuelo. No sé por qué nunca deciden reencarnarse en los mismos labios.

Comienzas a buscar otra caída que duela menos, y palpas tu ombligo, las costillas que sobresalen resquebrajadas, tu cuello... todo tan despacio que parece que la suciedad se está masticando a sí misma. Pero de pronto, descubres que no sientes nada. Es como si el cuerpo que aferras fuera ajeno, y llevases vendados los ojos. Tu cuerpo se enajena del calor y comienza a invadirte el verdadero frío de tus pensamientos. Demasiada soledad para el poco espacio de mis venas.

De pronto, quieta, en silencio, siento descender una lágrima por mi mejilla, y dejo que riegue el dolor que he intentado desenterrar de mis ilusorios hundimientos. Ni siquiera sollozo. 

Carece de sentido; 
mi vida, digo. 
He muerto y ni siquiera lo he sentido.

lunes, 18 de mayo de 2015

Recuerdo lo nunca vivido


La noche aproxima su presencia con frío y olor a principios derrotados. Observamos el espectáculo de nuestros sentimientos desde este balcón, mientras nos abrazamos. En el mundo reina el silencio, y a lo lejos se sienten las tropas de las miradas ajenas abandonar las trincheras. El verano ha dejado su huella en estas mantas, y acomoda este instante para que podamos denominarlo recuerdo.

Siento que el mundo que se alza ante nuestros ojos es nuestro; sí el real, pero también el de los sueños. Hay demasiadas cosas que veo tras tus ojos, demasiadas emociones de las que no puedo pronunciar palabra, y tú, como si lo comprendieras todo, me abrazas aún más fuerte.

El viento arrincona nuestro pasado y hace que podamos escuchar aún más fuerte los ladridos de nuestros corazones. En mi interior no ruge más que eso; latidos. Y ahora es cuando, por primera vez en mi vida, me siento parte de algo, parte de alguien. Sé que este es mi lugar; mi hogar tras tus ojos.

Hay instantes que deberían durar una breve eternidad.

domingo, 17 de mayo de 2015

Suerte cariño


Mi alma arrugada juguetea como un niño con tus sueños. Tu sonrisa en aquel bar fue el único testigo que necesitaron tus sentimientos.

Tengo tatuados los labios con nombres que ocupan demasiados recuerdos, y tú caminas entre los trozos rotos de mi alma, esperando hacerte alguna herida para firmar con mi nombre tus despedidas.

Pero tengo miedo de que abroches amaneceres a tus sonrisas cuando yo solo puedo concederte crepúsculos nublados. No hace falta que te diga que nunca vengo para quedarme si no coso noches en vela en tus gemidos sonrojados.

Así que he decidido no poner más señales de alerta y dejarte volar por mis cielos. Espero que no te encuentres con ninguna de mis tormentas y quedes enredada en las pedradas de mis latidos.

Suerte cariño.

jueves, 14 de mayo de 2015

Apuesta por ayudarte y acertarás.


He visto a un hombre transformar naciones porque no temía perder su propia bandera. Han destruido su pasado porque sabían que no pertenecían a él, y simplemente, lo han dejado ir, como quien deja en libertad a un pájaro con las alas rotas. 

Ojalá yo fuese así. Tan testadura y tan valiente que mis valores y principios tuviesen vida propia, para viajar de boca en boca sin apretar nunca los labios. Envidio a la gente que es segura porque es diferente a mí, ya que yo nunca he tenido ni una regla estable sobre los que condicionar todos mis actos. Que no te sorprenda que confiese que me asusta un poco la libertad. 

La seguridad de pertenecerse a sí mismo que irradiaban sus ojos, parecía tener el poder de desnudar todas las almas. Todas menos la suya. O quizás, lo que menos temía era desnudar la suya, he ahí los cimientos de su fuerza. Esperó lo más grande, y lo alcanzó. Como si se tratase de un juego de niños. 

Puedo afirmar que incluso cuando su vida dio un tumbo tan inesperado que lo dejó demacrado y de rodillas, seguía sosegado por la eterna fe que confeccionaban sus creencias más profundas. Y eso bastó, para demostrarle a la vida y a su mundo, que podía alcanzar todos sus deseos, porque no estaba él mismo para detenerse, sino para darse unos empujoncitos más en la dirección correcta. 

Ojalá yo fuese, como todos esos grandes hombres que han sido ocupas de mis sentimientos.

martes, 12 de mayo de 2015

Sobrevivo a base de muertes

Apareces armado, como si la guerra no hubiese comenzado, pero desde aquí puedo ver lo frondosas que son tus heridas. Hemos decidido perder la puta cabeza e ignorar que no se puede vivir de sentimientos. He olvidado lo que es regalar corazones remarcados de acera desgastada. El sexo no vale nada en el recuento, si no eres capaz de numerar ni la mitad de los orgasmos. 

Desde que te conocí, vuelvo a sentir el peso de la soledad... quien lo diría, siento la ausencia de alguien que nunca ha estado, que nunca conocí. He desplegado mis sueños en una rutina nefasta que detesto, pero al menos, así, los domingos no escuecen tanto.

 Leo poesías de corazones rotos, y no me encuentro entre líneas, porque quien no ama no pierde nunca. Pero tampoco gana. Quiero perder la cabeza por alguien que me haga sentirme vulnerable y débil; que venga y me arranque el corazón de un guantazo. Porque no soy parte de nada, de nadie. Cada año aparecen nuevos rostros que no dejan tatuajes en mi lengua. A ver quién es el valiente...

Mi propia indiferencia por mi vida me hace creer que todo es un sueño... y luego te preguntas por qué me da igual todo. No tengo nada que perder; sobrevivo a base de mi propia muerte porque necesito sentir la adrenalina de estar viva. ¿De qué me tengo que preocupar si no me importa ni mi propia vida ya?

lunes, 4 de mayo de 2015

Pocos demasiados


Son bien entradas las horas de la madrugada. El mundo es un lugar silencioso y pacífico desde este balcón. Hace frío, pero incluso el viento arrastra algo de dulzura y se posa en mi piel en un trato que tiene de testigo a la luna. Me siento algo invisible y me acomodo un poco en mi piel.

Abrazo a las personas que pasean por mi mente. Recuerdo su olor, y la peca que tiene en el lado izquierdo de la nariz. Sus carcajadas por culpa de una cerveza y la gratitud de la amabilidad multiplicada por una sonrisa a destiempo, da en total un recuerdo de complicidad perpetuado para toda la vida. Recuerdo a los que no están, pero los que nunca me han abandonado.


Mi jersey granate sigue oliendo fuerte a café y a lágrimas agridulces. Pero siempre me ha abrigado de los sentimientos fríos. Mañana, serán 19 años, y aún me parecen pocos demasiados. Y todos los errores, han sido borrados por la grandeza de superarlos. La vida sigue poniendo demasiados videojuegos rotos en mis sueños, pero supongo que es así como uno aprende a apaciguarlos de los verdaderos. Sí, de esos tratos que cambian tu vida en segundos. 


Estas 19 velas, son para los que me habéis acompañado en mi pegajosa vida. Porque no sería nadie, si no hubieseis aparecido los rotos bancos de mis estaciones preferidas. 


19 velas, para todos vosotros.

viernes, 1 de mayo de 2015

Lo confieso: soy la generación perdida

 Matamos a Dios, y lo sustituimos por la ciencia. Así comenzó todo.

 

Lo que podíamos tener se convirtió en todo lo que podía librarnos de la muerte. Reemplazamos el "ser" por el "tener", y así, nos convertimos en cosas sin ser nadie. Nos divorciamos del amor porque creímos que como no podíamos poseerlo no existía, y por eso terminamos, amando cosas y utilizando a personas.

Nuestro valor quedó medido por el número de nuestros baqueros, el de la cuenta bancaria, el de los "like"s de facebook y el de nuestras notas. Tenemos el código de barras tatuado en nuestra nuca. 

Nuestros padres, quedaron huérfanos de la esperanza del nuevo mundo cuando el dinero comenzó a valer demasiado, y a nosotros nos toca limpiar sus platos rotos. Su difunta madre hizo realidad todas sus pesadillas, y no se habían dado cuenta de que también eran sueños. Y ahora, nosotros somos la generación perdida e inmoralizada. 

Nuestros abuelos tenían a Dios, nuestros padres el dinero, y nosotros... no tenemos nada. Intentaron comprarnos con objetos porque creyeron que era posible sustituir con un peluche una caricia, y luego, se preguntaron en qué se equivocaron para que lo menospreciemos. Nos sentimos la lacra de la sociedad porque buscamos el placer en un mundo en el que nosotros portamos la brutal honestidad de ellos. Decirme ¿de qué sirve tener tanto si no somos nadie?