El silencio me hace presa de mis derrotas, pero las palabras no hacen más que liberar mentiras. Me encuentro atrapada entre decepciones desplazadas. Culpo a los demás de mi desgracia porque sé que no tengo el valor suficiente para enfrentarme a mí misma.
Quizás debería dejar de resistirme. Debería permitir que de nuevo la locura ocupase mi frío y duro corazón. Un fracaso más escrito sobre mi piel, unos ojos más que no verán nada.
Pero no quiero. Empiezo a cansarme de mí misma, y el terror encalla en mi silencio perpetuo. No sé lo que ocurrirá. Mi mente me tiene preparadas terroríficas sorpresas envueltas en papeles de plata desgastada. Un cielo púrpura que nunca tuvo forma en mis palabras.
Mentiras y más mentiras que me conducen a la nada. Quiero que pare. Quiero que se detenga. No podré soportarlo mucho más. Quiero que todas las voces se detengan y me dejen huir de mí misma. Lo único que no me deja dormir es el terror que les tengo a mis pesadillas. ¿Y si en la única forma de hacer resplandecer mi ser es quemando mis sonrisas?