viernes, 20 de mayo de 2016

Reinas sin banda sonora



Vamos de progresores mientras nuestra mente está estancada. 
España, tercer país de trata.

Llenamos nuestra boca con palabras 
como "independencia", "democracia", "inmigración", 
y nos colgamos la chapita de idealistas 
por no querer ver la realidad.

Hoy una mujer ha sido violada 40 veces.
Y preferimos hablar de Trump,
llenar nuestras bocas de saliva egocéntrica,
ver como se llenan nuestros bolsillos
y creernos justos.

Defendemos los derechos de los animales con nuestra alma
y nos olvidamos de las personas.
Mercancía: Manuela, 15 años, peruana,
dignidad arrebatada.

Nuestra mayor preocupación son las notas,
nuestra pareja,
el dolor de muelas,
la traición de nuestra mejor amiga.
Qué coño sabremos de la soledad.
¿Cuánto cuestas? 70$ la hora, más la inocencia, más la esclavitud, más el hambre, más la espalda de su familia, más el frío, más el temor, más las palizas...

Cuanta más demanda, más oferta.
Han violado a las niñas dándole nombre de prostitución porque se paga,
pero ellas nunca ganaron nada.
Pasamos por su lado señalándolas,
juzgándolas por ofrecer aquello que reclaman
nuestro profesor, un abogado y un policía.
Compramos lo que no se puede pagar.

Nunca han anunciado la muerte de las prostitutas.
Ya no son humanas,
sino los desechos de aquello que consideramos digno.
En realidad, son las guerreras del siglo XXI.
Pero a la venta.
Noticia: Una mujer se ha echado ácido en la cara para salir del comercio de la carne.

Tú mi objeto, tú mi querida.
Tú basura, tú diamante.
Tú mi puta, tú mi princesa.
Tú trabajadora, tú violada.
Tú mía, tú mía.
TÚ MÍA.

Os pondría una pistola en la cabeza por perpetuar la muerte traficada
de cada chica que usasteis por placer,
por babosos,
por cabrones.

Porque es más importante una corrida que su libertad.

¿Cuánto pagas por su silencio bajo tu polla?

lunes, 9 de mayo de 2016

"La vida es así"



Se aferra a diferentes manos.
En ocasiones grande pero invisible,
otras veces pequeño pero perceptible:
todo depende del dinero del que lame cada bolsillo.

Es la comisura de cada sonrisa hipócrita,
los tropezones de un ciego,
lo que esconde una corbata apretada,
pero también la mirada de aquellos que van de libertarios.

Tiene el engaño por vestido
y la rabia de corona.

Lleva tatuados en su nuca triunfos podridos.
Saca a pasear a la manipulación
tres veces por semana a las cinco en punto.

Duerme en cada colchón
con muelles de la libertad de elección.
No nos deja dormir, a algunos.
Deja dormir a los codiciosos.
No nos deja dormir, a los buenos.

La injusticia en su estado puro.