domingo, 18 de enero de 2015

Mortales divinos

Uno es capaz de reconocer un alma libre, solo cuando su vista se habitúa a desbordarse en rayos que corren como un kamikaze contra la continuidad. Son personas que de pronto, descubren en ti sentimientos que ni siquiera sospechaste que existían. Hechizan corazones y destapan toda la poesía que puede resurgir de tu confusión. Creo que es importante tenerlos cerca, pero permitirles volar. No tiene nada de especial encerrar a un pájaro por la admiración de su atributo de volar.

Una vez que tropiezas con una criatura tan poderosa, no puedes evitar perder tu cabeza, perderte a ti misma en ella. Resulta desastroso y desesperanzador. Créeme que ellos se odian por no tener aspiraciones normales, por no poder conformarse con aquello que hace a los demás feliz. Son personas que si no corren entre las llamas, terminan muertos de hipotermia. Y esa desplegación de creatividad diferencial, provoca una dulce catástrofe cuando se sumergen en callejuelas de corazones ajenos. No pueden evitar abandonar tu vida sin marcarla.

Los llamamos raros, porque simplemente, no los comprendemos lo suficiente como para clasificarlos. Creo que la libertad que tanto les marca, es precisamente en la cual se sienten encerrados. Demasiado sensibles para este mundo, observando maravillas desde ojos desastrosos que simplemente, no encajan con todo lo que corre a su al rededor. Prenden su propio universo porque saben que sin soñar, no pueden engendrar su propia salvación.

Pero simplemente siguen ahí, de pie. Siendo desaprobados por el mundo entero. Mientras luchan, como valientes guerreros, por su derecho a vivir en la distante realidad que les ha otorgado su arrolladora mente.


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