miércoles, 14 de enero de 2015

¿Me enseñas tus cartas?

La conocí, perdida entre poesía erótica y filosofía en carne viva. Ella lo dijo "un vicio se quita con otro vicio" y pensé que había perdido por completo la cabeza, ebria en un autobús un sábado por la noche. Provoca que se enrojezcan mis mejillas mientras mi corazón sigue frío. Ella sabe como jugar a esto, y lo sabe. Joder que lo sabe.

Después de un tiempo sus labios quedaron enredados en un desconocido, y la ostia me hizo despertar de la fantasía que me había inventado yo sola. Sigue jugando, pero no me está alcanzando. Lo que yo necesito es todo lo contrario a lo que ella me está regalando.

Dejó su corazón sobre la mesa, pero su mirada decía que me costaría guardármelo en el bolsillo. Sé que es diferente, pero que mi indiferencia no la detendrá en este camino. Un par de cervezas de más cielo, y podrás hacer conmigo todo lo que quieras. Me está haciendo perder los modales, pero tengo miedo, porque puedo ver que es mi próximo error. 

En ocasiones olvido que su cama está habitada por más de un aliento. Es que aparece con esa sonrisa y esas promesas que parecen desordenar mi mundo y ya no sé como ir adelante sin tenerla. Me empuja más su piel que lo que guarda tras tu mirada. No quiero hacerle daño, y tampoco a mí misma.

Por eso sé que deseo tanto sus noches... pero no quiero ser testigo de sus legañas mañaneras. Así que dime por Dios... ¿A qué juegas?

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