viernes, 21 de noviembre de 2014

Y nada más...

Me desbordo en la ventana de cafeína fuera de lugar. Necesito la oscuridad que me otorga la noche para volverme invisible, su moneda de cambio es la soledad, y no me podría haber salido mejor negocio. Esta noche no dormiré, tengo miedo de encontrarte en mis sueños. No es sencillo admitir que todos necesitamos algo que nos aleje del dolor, lo importante en el fondo es que no sea un vicio pasado. Pero esta vez es diferente... porque eres tú ¿Sabes? En ocasiones prefiero que tu recuerdo me haga daño a olvidarte del todo. Hoy no hay cigarrillos a medio fumar ni poesías hermosas. Hoy soy yo, sentada conmigo misma deseando en silencio que aparezcas por el fondo de la calle sonriéndome como si el tiempo no se hubiese cargado toda nuestra ilusión. Intentamos construir nuestro reino entre las sábanas, y lo primero que hicimos fue anclar la muralla que nos separa. Fui una auténtica cobarde. Di más importancia a los puños cerrados porque tu sonrisa me hacía temblar. Pero no estoy aquí en búsqueda de culpables. Creo que solo te echo de menos, y nada más.

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