lunes, 3 de noviembre de 2014

Es simple.

La guerra cesa,
pero nadie abandona las trincheras.
Mi olfato se agudiza,
y tu perfume no se aprisiona en mis sábanas.

Indiferentes miradas,
como calibres a punto de disparar,
con el dedo en el gatillo, 
sin saber si está cargada.

Por ahora, empachados de silencio
Sé que si me muevo
me abrigarán de avaricia,
asaltandome a preguntas encarnizadas.

De puntillas se asoma,
el deseo de ser amada,
sin ningún amado que me comprenda.
La libertad de la ignorancia lo llaman.

Vivimos para los demás,
sin darles del todo nuestra persona,
y la precaución me protegerá,
sí de la muerte... pero también de la vida.

Es simple.

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