viernes, 28 de noviembre de 2014

Buenas noches


Y sonrío, al recordar como suena tu voz cuando hablas con lentitud. Es curioso, porque te siento aquí cuando los días de lluvia estiran sus horas y el frío intenta alcanzarme. Es como si quisieses protegerme del dolor de la soledad, ese que te empapa cuando crees que nadie te está mirando. Pero si supieses, como me gustaría abrigarte el corazón y besarte los sueños... si supieses todo lo que haría por hacerte comprender que yo también conozco demasiado los resquicios oscuros del corazón. Quizás sea hora de que despertemos los dos un poco... ¿me dejas encender la luz?

No comprendo por qué de pronto siento el inmenso impulso de cogerte la mano, no entiendo como es posible que quiera besarte cada lunar, o revolverte el pelo, mientras me visto con esa sonrisa de calma, tu sonrisa, que no para de susurrarme "estoy aquí, no me voy a ningún lado". Me buscas con la mirada, pero no dejas que te encuentre. No tengas miedo cielo, no voy armada. Y aunque lo estuviese, ninguna ha estado nunca cargada.

Es difícil imaginar que echo de menos lo que nunca he tenido y creeme, a mí también me ha sorprendido encontrarme a mí misma soñando con un millón de quizás que quisiera compartir contigo. Tranquilo, no tendrás que levantarme, ya he aprendido a hacerlo yo sola durante todos estos años, pero puedes quedarte a mi lado y sostener mis esperanzas cuando yo las haya desparramado por el suelo. La noche me está arropando. Ya es tarde, y sigues sin estar aquí. Pero por hoy me conformo con que tú también estés pensando en mí.

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