En mi interior puedo sentir las palpitaciones salvajes. Ni siquiera podrías sospechar dónde se limitan mis pensamientos. Mi corazón roto solo hace que quiera arderlo todo con más afán, y sin embargo, nadie me permite respirar. No soy la estereotipada riqueza de la que todos me achacan. Deseo propagar mi locura y que nadie me acuse por vivirla en carne viva.
No soy una reina. No soy una señorita. Ni siquiera me pertenezco a mí misma. Y al contrario, ya no me importa. Me lanzaría a cualquier mirada esquiva, palabra silenciada o silencio provocativo. Pero por motivos que desconozco, nadie puede verlo. Aunque quizás incluso sea mejor. ¿Pero cómo saber sino si podré volar sin alas?
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