domingo, 5 de octubre de 2014

Puedo ser libre

 Te observo perdida entre tus deseos y la propia realidad. Y no puedo evitar preguntarme... ¿Sabes que voy a dejarte?


Soy la reina del desastre, pero tú ya no me haces perder la cabeza, y yo necesito sentir algo más que polvo de hadas. Simplemente cierras mis ojos cuando mi mirada se vuelve salvaje. Y has olvidado que una estafadora puede reconocer a otra con facilidad.

He caido una vez más en el engaño de hacerme creer que querer es un producto que moldea nuestra mente. Como siempre, para evitar jugar duro en la vida. Parece que me has despojado de mis alas para coserme las tuyas; con la ilusión de que así, endeudada, no pueda volar. Sin embargo, te engañaste a ver a lo que aspira mi mente en realidad.

Porque puedo ser libre. Lo he visto. Lo he sido. Pero me dan miedo tus palabras, y que el dolor retumbe en ellas. Odio hacer daño, y lo sabes. Odio estancarme en mi misma y olvidarme de lo que deseaba ser. Y sobre todo, odio que por protegerte a ti me esté traicionando a mí misma, haciéndome daño con algo que debería darme tanta vida.

Es salvarte a ti o salvarme a mí misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario