viernes, 3 de octubre de 2014

¿Dónde dormirás esta noche?


Y tú. Tan encantador, tan simpático, tan atractivo, tan inteligente... tan tan tan tan que se queda en nada. Eres la perfección personificada de lo que desearía tener, pero cuando te veo, no siento absolutamente nada. Puedo mirarte a los ojos y ver tan solo mi reflejo, porque no te encuentro en mi interior.

¿No te das cuenta de que nunca me has hecho gritar? Te sientas ahí haciendo que tu corazón palpite por mí mientras yo no puedo decidirme entre huir o quedarme a explorar en ti algo que me vuelva loca. Bueno, en el fondo sé lo que deseo, pero temo admitir que lo que quiero no es precisamente lo que me conviene. Nunca he hecho lo que debo, deberías saberlo ya.

Adoro los momentos que pasamos juntos pero no a ti. Me siento un poco estúpida, mientras me pregunto si debería aceptar aquello que siempre pedí. Porque de pronto, nada de lo que deseaba ha sido lo que esperaba. No tengo ningún sentido. Lo sé. 

¿Sabes si es posible manipular nuestros propios sentimientos? Aunque no sé si realmente quiera hacerlo. Siento haberte vuelto loco alguna vez, haciéndote creer que lo que indicaba mi sonrisa era algo más que un ciego deseo de hacerme correspondida.

Sí. Quéjate del mundo, y de esta increible tortura que te has otorgado a ti mismo. De mientras yo me maldeciré de nuevo y de vez en cuando, en un futuro, me castigaré soñando con momentos que nunca viviré. Eso sí, tú en tu vida y yo en la mía, sin cruzar nunca la línea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario