lunes, 1 de septiembre de 2014

No puedes volar si no sales del nido


Todos necesitamos volar cuando estamos mil metros bajo tierra. Deseamos que la vida sea extraordinaria sentados en el sofá mientras vemos programas basura un domingo por la tarde. Es fácil imaginar que ganamos sin perder nada, pero nadie puede ser a la vez fuego y agua. ¿Nunca te dijeron que para construir primero debemos derrumbar?

La vida funciona como un trueque; el oro debe pagarse con oro. No podemos llegar a un destino diferente si siempre recorremos el mismo camino. Pero la rutina es un pozo cómodo, engañándonos a nosotros mismos en su oscuridad al columpiar nuestros sueños en destellos de mentes ilusas. Tenemos esa horrible manía de olvidar que existen miles de realidades diferentes.

Y entonces ocurre, que alguien decide perder la cabeza y perseguir sus sueños. Encuentra la felicidad entre el desprecio de las personas que no quieren comprender nada. Descubrimos la belleza de la vida en ella, destacando sobre tantas almas muertas. Y confundidos nos preguntamos... ¿y si ese fuese yo? ¿tan malo sería?

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