La vida funciona como un trueque; el oro debe pagarse con oro. No podemos llegar a un destino diferente si siempre recorremos el mismo camino. Pero la rutina es un pozo cómodo, engañándonos a nosotros mismos en su oscuridad al columpiar nuestros sueños en destellos de mentes ilusas. Tenemos esa horrible manía de olvidar que existen miles de realidades diferentes.
Y entonces ocurre, que alguien decide perder la cabeza y perseguir sus sueños. Encuentra la felicidad entre el desprecio de las personas que no quieren comprender nada. Descubrimos la belleza de la vida en ella, destacando sobre tantas almas muertas. Y confundidos nos preguntamos... ¿y si ese fuese yo? ¿tan malo sería?
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