martes, 2 de diciembre de 2014

Un mismo mundo, dividido en dos reveses


No hablo tu idioma. Entre nosotros se abre una enorme brecha, porque ninguno de nosotros es capaz de mirar adelante. Mi vestido blanco, no hace brillar tus ojos. Has visto tantos crepúsculos que crees que un amanecer te cegaría. Y yo intento husmear despacio, por los copos de polvo que se adentran en silencio en la madrugada de tu habitación, es difícil hacerlo cuando eres consciente de que tu corazón no deja de meterte prisas.

Estoy jugándome todos mis miedos del pasado. Lo que brilla en mis lágrimas son mis pedacitos de cristal, soy consciente de que si se mueven un poco, me dejarán heridas que tardarán en cicatrizar. Pero ese no es tu problema cielo. De ti no busco una salvación, sino una emoción recíproca. Ojalá supiese de antemano si arriesgarme merece la pena.

¿Qué te ocurre? Creo que deseas que me rinda porque mi presencia perturba tu paz. Oh dios... ni que desease prender una guerra que no acabase entre las sábanas. Quiero creer que es el miedo quien te paraliza... pero comienzo a dudarlo y no dejo de hacerme daño con la realidad. Porque sé que de todos modos, fantasear contigo sin tenerte a mi lado sería mi perdición.

No me hagas perder la cabeza si no puedes hacer ausentar tu cordura cielo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario