lunes, 29 de diciembre de 2014

¡Ha amanecido!

Ha salido a la calle a cazar milagros. Busco una sonrisa conocida que me haga reir. Es un buen día, y anoche no me acordé de ti. Volemos porque ya no siento el peso de tu ausencia. Me equivocaba, nunca terminamos demasiado solos, y al abrir los ojos, siempre terminaremos dándonos de bruces con transparencias inocentes.

No estaré en el cielo, pero la tierra me hace sentirme viva. Capturo cada recuerdo de esta mañana y los escondo en el bolsillo, para sacarlos por si mi sonrisa decae. El viento comienza a levantarse y arrastra toda la maldad. La plaza está llena de precisas contraseñas diminutas. Hay que buscar para encontrar donde se esconde la felicidad. 

Allí están, sentadas en una silla húmeda. Si lo supiese, hubiese traido con el brillo de mis ojos unas cervezas.

"No te mientas, no eres  tan buena" "Pero bueno...¿y tú que sabrás?" "A... demasiados años de promesas absurdas" "Vete a la mierda mi amor"

Lo dije. Hoy es un buen día, y quería contarlo. Más que por mí por vosotros, que nada sería tan imperfectamente hermoso sin vosotros. Para que de vez en cuando olvidemos que los días amargos envenenan todos los dulces. Y sobre todo, para recordar que los mayores tesoros se esconden siempre en el agujero más oscuro.

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