lunes, 15 de diciembre de 2014

Silencio.



No te ha ocurrido nunca, que en medio de todo el alboroto, de todos los pensamientos y las voces malignas, en medio de este torbellino de atrocidades desintencionadas te vuelves hueco y vacío? 
Como si tuvieses esa sensación de estar a punto de caer desde un abismo, pero fuese un sentimiento eterno. Tu mente está vacía, tus sentimientos son como un libro en blanco, sin pasado sin presente y sin futuro. Llegas hasta el borde de tus emociones y después… nada.  No existe tristeza, pero tampoco percibes alegría. Es como despellejarse y mirarte a ti mismo desde fuera, a una distancia tan profunda que ni siquiera tu rostro te resulta familiar. 

Está todo frío, y no te importa. Está todo oscuro, y te da igual. Está todo lleno de sonrisas falsas, hipocresía, y eres indiferente. No queda absolutamente ningún rastro de que eres una persona en este mundo enorme. Es como estar muerto por dentro, completamente podrido, pero tu corazón no se detuviese nunca. Y cada vez que ocurre, cada vez que me atrapa, sigo sin encontrar motivo a su presencia. Alguien ha venido y me lo ha robado todo sin darse cuenta. Pero no existen culpables, y eso es aún peor. No debería sentirme así, no tengo tan mala vida. Es un extenso vacío emocional de las consecuencias de aquello que queda implícito en mis caóticas vivencias. Todos podemos perder un poco la cabeza. Pero a mi este sentimiento me aterroriza. No solo porque tenga conciencia de que cada vez me cuesta más tiempo volver a sentir algo y tema que llegue un día en el que no pueda volver a hacerlo. Sino también porque en esos instantes no me importa absolutamente nada. Podrían decirme que voy a morir al día siguiente y no me inmutaría. 

Lo único que deseo con locura en esos instantes es que alguien me de una buena ostia. De los de verdad, con la mano abierta. Necesito despertar y sentir algo tan desesperadamente que he llegado a hacer cosas que realmente, me han hecho cuestionarme mi propia existencia. Me han hecho cuestionarme la lucidez de mi propia mente. Estoy siempre buscando algo, pero nunca sé el qué. Y al final, solo queda silencio. Un profundo silencio que no puedo romper. Silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario