Podrías decir que es una chica normal, pero aún ninguno es consciente de lo que han calado sus miradas felinas. La locura que reencarna su modesta sonrisa atrapa toda la luz de la habitación. Es como estar borracho todo el día. Los días y las noches empiezan y acaban cuando desplega su educada lascivia.
Jugaste a averiguar cuantas carreras ardientes ganan las reacciones de su alma. Estamos todos tatuados en su mirada. En silencio aceptamos, que sería mejor que ella nos partiera el corazón, a amar a cualquier otra mujer. Nos ha atrapado a todos y ni siquiera dijo una palabra.
Es ella.
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