domingo, 26 de enero de 2014

Sé quien eres, no quien deberías ser.

Me ajusto el vestido de nuevo en este sucio baño. Mis tacones hacen un ruido seco sobre las baldosas, provocando que el vacío mental que debo aparentar parezca mucho más hondo y sencillo. Lucho contra mi pelo revuelto porque al fin y al cabo, es lo que debe hacer una señorita.

Voy a romper el puñetero espejo y amenazar con sus pedazos a las muñequitas estereotipadas. Cuando llegue a casa embriagaré mi roto corazón con whiskey barato y me sentaré a beber sola, escapando de la mirada de la insensatez. ¿Por qué resulta tan jodidamente malo ser humano?

"¿Qué has hecho? ¿Te parece apropiado comportarte así? ¡Yo no te crié para esto! Así que arréglate ese maquillaje y no me hagas quedar como una mala madre, porque sabes perfectamente que una mujer decente no se comporta de ese modo. No puedes echarle en cara que te ha roto el corazón."

Odio a mi madre. No quiero ser una estúpida señorita. Deseo ir a la casa de él y escupir en los cristales, hacerle pintadas en las paredes y gritar todo lo que hizo mal hasta que llame a la policía y me detengan por demente. El que se ha comportado como un auténtico cerdo es él. Y yo no estoy dispuesta a reprimirme en el papel de perfecta ama de casa. Ha sido un capullo, y pienso demostrárselo

"¡No hagas que me avergüence de ti señorita!"

¿Sabes que mamá? Es demasiado tarde. Tan solo deseo ser persona, y mi condición de mujer no me lo permite. ¿Ser sexualmente abierta es mi único camino hacia la libertad? Me cortaré el pelo yo misma y echaré todo mi maquillaje por la ventana. Estoy harta de ser juzgada siempre por mi imagen. Pelo largo, vestido ajustado, tacones, maquillaje polvoriento, medias alineadas.... ¿Para qué? ¿Para que ellos disfruten del placer de contemplarme? Yo solo quiero sacarles los ojos.

Lo único que quiero ser es humana. Y no estar en este sucio baño pensando como rasgar sus pensamientos con mis estúpidas uñas postizas. Así que si me permiten, no lloraré por una talla, no gastaré dinero en un estúpido pinta labios, no me vestiré nunca jamás para ellos, no callaré mis opiniones ni dejaré que apresen mis ideas, no por ellos, sino por mí. Por el propio placer de ser yo misma. Porque mamá, este roto corazón no es  el tuyo. Así que déjame ser una puta loca, porque ya acabé con mi buena reputación desde que decidí atañarme a la estúpida guía de ser la mujer perfecta.

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