sábado, 11 de enero de 2014

Aprobar no es aprender


El profesor levanta la barbilla mirándonos de pie, observando a los terribles leones que deberá domar con robada sabiduría. Unos cuantos siguen el juego con una sonrisa maliciosa, otros en cambio, bajamos la mirada, bajo la certeza de que es una lucha absurda. "¿Cual es la lección?" pregunta una voz rota. A lo que el profesor responde, "Mirar a través de mí, copiar cada inservible garabato y no sentir nada." Recuerda; nunca sientas nada.

Un día, la profesora más loca que he conocido en mi corta existencia, dijo ciertas verdades que quedaron grabadas en mi memoria: "No hay mayor logro para un profesor, que convertir a un alumno suyo más sabio que incluso él mismo." Pero desde que apreder se ha convertido en copiar, nadie desea oir, nadie desea mirar, nadie desea comprender, nadie desea pensar y nadie desea sentir. Tu nota de matemáticas siempre tendrá más valor que la cantidad de sonrisas que formas al día. Para un profesor, yo soy un 6 de media. Nada más.

Cuando abro los ojos, encuentro al profesor abrumado, mientras trata de luchar por vencer las lágrimas que estropean la pesada maquinaria de su automatizado cerebro. Sin embargo, la única manera de hacerlo es prendiéndole fuego. Y lo hace. Grita con todas sus fuerzas para someter a sus reclutas a una sabiduría de un solo pensamiento que a menudo, carece de lógica. Todo el mundo guarda silencio. Unos cuantos han decidido amordazar su cerebro. Otros han decidido guardar silencio sobre sus pensamientos, aparentando creerse palabras que nunca significaron nada.

"¿Porque no me tenéis respeto?" Se atreve a preguntar la estupidez que guardan sus ojos vacíos. Y la respuesta corta el aire como una cuhilla: "Porque no nos enseñará nada."

No hay comentarios:

Publicar un comentario