Soy una asesina, y no me arrepiento absolutamente de nada. La descubrí perdida entre las callejuelas de la indecisión, y arresté sus deseos más oscuros para que quedase enredada en mis entrañas. Mis cuentos sirvieron para hacerla creer que quería ofrecerme cada pedazo de su alma con tal de escapar de lo que desconocía. Ella perdió la cabeza, y yo la conducía a un infierno tenebroso. La aparté de todos los que la rodeaban para que creyese que yo era la socorrista de su vida. Fue apagándose poco a poco, hasta que un día, no pudo respirar más... la maté, y fue muy placentero presenciarlo. Soy una asesina, y no me arrepiento absolutamente de nada...
...desde que me maté a mí misma.
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