Hoy es una noche silenciosa. Una de esas noches en las que los susurros quedan en esquinas de bares pequeños, y las risas tienden a volverse tímidas. La calle está desplegada de tiempo perdido, de demasiada espera. La soledad queda enmarcada por el rocío que el viento arrastra. La oscuridad poco a poco desnuda nuestras ideas, y las vierte en pesadillas ajenas. Hay besos vacíos amontonados en cada esquina, y suspiros sin dueño que erizan la piel bajo la débil luz de las farolas. Hay caricias de despedida, y lágrimas de bienvenida. Hoy es una de esas noches en las que te echo de menos.
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