domingo, 3 de noviembre de 2013

¿Y si estoy aquí por algo?


Un día tuve la visión de hacer de mi vida una obra de arte. Recuerdo perfectamente como esa creencia se incrustó a cada suspiro, cada gesto, cada mirada, cada bostezo... quise hacer algo hermoso de las entrecruzijadas de mi destino. Guardaba en mí cada ilusión, porque no sabía como liberarlo. No sabía como hacer que la realidad formara parte de ella.

Recuerdos, dolor, esperanza, melancolía y una felicidad escurridiza formaban cada espiral de mi ser. Era como aceptar seguir la pureza para llegar a alcanzar la eterna libertad. No me importaba ser sabia o no, ser simpática o no, ser complicada o no... no me importaba estar loca. Tan solo quería ser una pieza auténtica que se regocijaba en las betadas teorías de su corazón para hacer de mi vida un recuerdo único. Las pesadillas se esfumaron, y llevaron con ellas solitarias ataduras.

Ese deseo a quedado grabado en mí. Mi camino, mis pasos, mi soledad. Única. MÍA. Estoy rota y quebradiza, pero sé que esa prohibida mirada del corazón me hace valiosa. No por ser yo, sino por el valor que me otorga el no tener miedo. Sin embargo he estado ciega. Olvidé que al cambiar yo, ninguno más haría mi camino, y ahora busco ángeles entre las lejanas luces de mis sueños.

Poco a poco dejan de importarme los demás. Persigo al fin mi vida. Ellos no son yo, no estarán ahí cuando muera, y me visitarán pocas veces mientras mi respiración sea constante. Así que continúo escuchando tan solo los latidos abrumados que se expanden por mi alma.

El mundo desea poner riendas a mis miedos, acusándome por mi punzante locura. Sin embargo, en mi piel deja huella la fría lluvia de la satisfactoria demencia, la confirmación de mi cercanía hacia la belleza infinita. Deseo desenvolver mis visiones y ser propiertaria de sentimientos inescrutables. Cada vez que deseo adaptar mis valores a un personaje establecido, malvadas voces me arrestan y castigan mis sentimientos. Quizás será porque estoy destinada a no encajar en ningún lugar, que mi misión en la vida es atrapar mis deseos y crear un único camino del que nadie ha tenido conocimiento jamás. No para comprenderlo, sino para vivirlo. Guardando en mi interior los destellos de mis sentidos. Amand a quienes descolocan mi corazón, pero nunca llegan a arrebatármelo. Formando pensamientos con cortas visiones, no con palabras. Sin dejar que ningún número insignificante marque mi valor. Podré elegir de quien deseo ser esclava, y volaré hasta fundirme entre las oscuras sombras del cielo nocturno.

Mi objetivo no es tener una vida perfecta. Sino hacer perfectos los pequeños errores que envuelven mi vida.

Cada día, terribles tempestades congelaban mis ideas y empapaban mis ilusiones. Cada día sometida a una tristeza perpetua. Pero sigo adelante. Rota y despedazada, pero adelante. Y realmente creo que es por algo. Algo por lo que debo luchar. Algo por lo que debo materializar mi ser en este bello universo y vivir, tal como el destino ha dejado esccrito bajo mis párpados. Sin tener nada, pero siendo propietarios del incalculable valor de vivir la vida.

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