lunes, 18 de noviembre de 2013

Confía


La vida corre. Rápido, despacio. En ocasiones tan lento que podemos saborear cada amargo segundo, y otras veces tan rápido que parece inexistente. Pero no para. Nunca. Da igual si nuestros pensamientos van en contra de nuestros sentidos, no para jamás. 

Siempre me he empeñado en manipularlo. En tenerlo bajo control creyendo de forma ilusa, que es la única forma de ser felices. Pero es un error. Para ser felices lo único que debemos hacer es dejar que los sucesos corran libres aceptando nuestros actos y nuestro presente, para tratar de mejorarlo pero sin forzar un ápice de él. 

Deja que las cosas fluyan, y confía que las cosas saldrán bien. Todo resulta más fácil de lo que creemos. Todo sale mejor de lo que imaginamos en las noches de millones de sombras. Tan solo confía. En el tiempo, en el futuro, en las sonrisas, en la felicidad, en la vida, en ti misma.... Confía. Porque si no hay una colchoneta en tu caida celestial, siempre encontrarás una gran piscina, aunque deberás aprender a nadar para salir y así, obtener más experiencia que te permitirá descubrir el camino correcto hacia nuestro destino.

Por eso, cuando todo nuestro mundo se derrumbe, no temas. Trata de hacer lo que puedas, siempre siendo tú mismo, y piensa que si las cosas han ido mal, no es porque no hayas dado lo mejor de ti. Son cosas que suceden. No puedes tener mil victorias sin ningún fracaso. Así que respira, y confía. Todo se arreglará. Te lo prometo.

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