jueves, 21 de marzo de 2013

Una felicidad enfrascada en sueños

¿Y si toda nuestra vida fuese tan solo un sueño y nuestros sueños fuesen pequeñas visiones de la realidad?

Todas nuestras preocupaciones serían absurdas, como poner un molino de viento en un sótano sin ventanas. La felicidad sería fácil de alcanzar, porque estaría en nuestras manos y podríamos jugar con él. Evitaríamos las pesadillas porque arreglaríamos y aceptaríamos nuestros errores. Las acciones de las personas serían inesperadas. Podríamos luchar por nuestros sueños sin temor, porque al fin y al cabo son solo sueños ¿verdad? No nos importaría lo que pensasen los demás, porque sabríamos que no podemos adentrarnos ni controlar sus sueños. Arriesgaríamos todo sin miedo al dolor. Dejaríamos expuestos nuestros sentimientos porque no tendríamos la necesidad de atarnos a ellos. El pasado carecería de importancia, ya que tan solo nosotros lo recordaríamos así, y el futuro sería absurdo porque sabríamos que todo es impredecible. Sólo importaría nuestro presente. Diríamos y haríamos lo que quisiésemos siempre, siguiendo nuestro instinto. Amaríamos con locura y nada nos frenaría a confesarlo.

Porque al fin y al cabo, los sueños son los que pueden ser nuestra realidad.

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