sábado, 23 de febrero de 2013

Society killed the teenager

Siento como se abre mi piel. Lento. Preciso. Vuestras rescrebejadas uñas se clavan en cada centímetro de mi cuerpo y arrancáis mi piel a mordiscos para que me desaga de los contaminados tatuajes que me hacen ser una puta, una solitaria, una estúpida, un error, una imbécil, un desecho de la sociedad, una salvaje, una maleducada, una drogadicta de las mentiras. Soy toda la basura de vuestras palabras malditas, las sobras de las esperanzas vendidas. Hipócritas. La sociedad os ha cosido los labios, amordazado a vuestros huesos, quemado vuestra valentía y tiroteado vuestro ser hasta dejaros muertos con un falso corazón gritando: "Abofetea mi felicidad pero no dejes ninguna huella."

Seguís tirando de mi piel, pero no importa. Yo ya he visto vuestra vida y huyo de ella desesperada. Haré mi mundo de la nada y seré una oscura princesa sin reino ni cuentos de hadas.


Me estranguláis con frías cuchillas porque está prohibido ser uno mismo y respiro tranquila al pensar que es mejor que me asesinen por ser yo, a que me acepten por ser otra. Cuando conseguís matar a alguien ¿donde se encuentran vuestras afiladas tijeras? Entonces alabaréis a la persona como un ángel sin vida, porque ya no os estorba.

Así que permitidme escupiros en la cara, porque yo no pienso caer rendida en vuestra avalancha de frustración y envidia, me lo habéis quitado todo, y ahora me toca a mí salvar de vuestra cacería a una persona querida.

Soy libre, hipócritas, y voy a dejar huella. Una huella que tan solo comprenderán las personas que congelan sus lágrimas. Así que volved cada una a su esquina, yo seguiré alabando a la luna como un gato en carne viva.

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