martes, 29 de septiembre de 2015

Es tu metáfora, no la mía


Las manos se aferran, los ojos se cierran, las lenguas se enredan y los sentimientos se empapan de sudor. He abierto las ventanas de mis murallas para no perderme el bello espectáculo de verte durmiendo en mi cama. Como si hubieses caído por casualidad, como si no estuvieses segura del lugar que ocupa tu olor en mi interior.

Mi memoria se encarga una y otra vez de escenificar tu recuerdo; te has convertido un poco en mí y ahora no puedo deshacerte de mi persona. Parece que me has hecho sostenerme a mí misma por salvar tu rastro en mi piel. Te has colgado de mis latidos y escabullido en cada metáfora que brota de mis dedos. Vives en mi sin que pueda recordar siquiera como entraste.

Y ahora qué hago yo sin sonrisas con tu nombre a las que aferrarme.


Quedate un poco mas y haz que el futuro no se destiña más de olvido.
Y sino, llevame contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario