No pertenezco a ningún lado, y me niego a pertenecer a alguien si no soy capaz de tenerme a mí misma. Estoy envuelta en una desorientación confusa que mantiene en vilo mi alma tantas noches solitarias. Me enfrento de pie a lo desconocido. Pero soy yo quien me ha empujado a este estado anímico. Es mejor que el dolor y el sufrimiento.

La vida es demasiado corta para planearla, pero no sé si podré hacer esta sensación eterna. Temo ver mis propios sentimientos. Sin embargo, solo puedo olvidarlos si los libero de mi mente.
Mis pensamientos se encuentran tan perdidos como yo. Divagamos buscando una nueva vida, nuevas oportunidades. Encontrar algo que nos enseñe a respirar por primera vez en nuestra vida. Pero todo parece podrido y roto. Y yo ya no sé ni siquiera quién soy.
¿Como explicar este profundo sentimiento si ni siquiera yo lo entiendo? No puedo. Y mi voz sigue aún más muda que mi alma, en este inestable mundo en el que me he refugiado a mí misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario