miércoles, 19 de marzo de 2014

Algo ha cambiado


Soy una yonki de mi propia destrucción. Y sin embargo, lo que no me mata, no me hace fuerte para nada. Tan solo me rompe un poco más. Puedo sentir como una extraña se está apoderando de mí, haciéndose un hueco en mi interior. Sigo sin comprender por qué no me encuentro bien. Puede que tan solo pueda descubrir mi verdadero ser en este estado de perdición.

Preferiría un buen puñetazo que me dejase inconsciente a estas incómodas conversaciones con esta extraña que tiene mi nombre. Pero soy la dama de las sombras, y a las damas solo se las ataca con lenguas afiladas.

Algo ha cambiado.

Por primera vez en mi vida me siento ajena a mis emociones. Ni siquiera la música conmueve a mis adormecidos pensamientos. No puedo esperar, pero tampoco tengo fuerza suficiente para salir a cazar alguna palabra sincera. Me aferro a mi indecisión como si fuese el único medio para hacer latir mi magullado corazón; sin embargo, resulta en vano. 

He llegado a un punto en el que soy consciente de que mis actos no desembocan en ninguna parte. Es correr dando vueltas. Mi vida es un caos ordenado. Nunca comprendo por donde voy pero llego siempre al mismo lugar que detesto.

Acabo de darme cuenta de que la soledad es un daño colateral del dolor. Y que tan solo puedes dejar de sentirte así si lo que compartes es tu sufrimiento. Sin embargo estoy casada con la noche, y tengo como amante al silencio, que cada vez me protege más en sus dañinos brazos. Pero es el único algo al que me puedo aferrar, porque sé que eso es mucho mejor que la nada y el vacío absoluto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario