sábado, 22 de marzo de 2014

Taciturnos atajos

En el fondo sé que es mi culpa ¿Sabes? Soy yo la que se niega a ver la realidad, y por ello vive encerrada en sí misma. Después de unas pocas mentiras, y demasiadas excusas, vuelvo a protegerme con la soledad porque siento que no soy lo suficientemente buena para afrontar mi vida en su más efímera crudeza.  Una persona que se rompe una sola vez, ya debe estar toda su vida reparándose; así que no puedo ni imaginarme cuantas vidas me quedan aún.

Siempre hablamos de los sueños y las esperanzas, esas que te mantienen a flote en medio de un mar infinito. Sin embargo, miles de voces me niegan sus creencias, lo que me hace dudar de ellas, dudar de mí misma. Porque soñar, es creer en uno mismo. Ahora siento que son tan bellas, que no me merezco alcanzarlas nunca.

Sabía de antemano que el futuro era incierto, pero nunca pensé que el presente pudiese serlo tanto. No sé donde piso, y simplemente me encuentro tendida entre lo que soy, y lo que deseo ser. Es confuso, descorazonador. No encuentro un lugar donde establecer mis creencias en mí misma. Como si el mundo entero, de pronto se hubiese vuelto extraño.

Por eso deseo caminar, para descubrir nuevos mundos ¿pero como marcar una salida, si no descubro la meta de mi pasado? Siento que antes era mucho más fuerte que ahora. Deseo pensar al menos que fue así, y que por un corto periodo de tiempo, lo conseguí. Quizás no vuelva a hacerlo nunca más.

Necesito aprender a vivir de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario