martes, 11 de marzo de 2014

La libertad nuestra única prisión

Estoy donde nadie me busca. En un lugar donde puedo fantasear haciendo bailar mis manos bajo los pálidos rayos de la luz de la luna. La soledad, ella y yo. Formamos un trío siniestro que solo unos pocos tendrán el honor de comprender.

Crees que puedes conquistar el mundo, pero se te ha olvidado como andar, y ahora buscas arrastrarte atado a mi cintura; pero yo no pertenezco a nadie. La libertad que te he dado es la única atadura que nos relaciona ¿no te das cuenta lo que puede desenvocar romperla? No te importa. Aunque los dos intentemos llenar nuestro vacío con angustias diferentes.

Todo esto se está volviendo un silencioso juego en el que me has descubierto todas tus cartas. Sé exactamente como formarás tu siguiente suspiro decepcionado. Las sonrisas comienzan a cubrir la impotencia y la frustración. No existe juego limpio cuando los jugadores cumplen distintas reglas.

No conoces absolutamente nada. Te estás adentrando en un mundo cambiante e impreciso, donde ningún deseo permanece eternamente. Son solo imágenes robadas de las noches desperdiciadas. El tiempo modelará tus pasos, mientras que a mí me dejará indiferente, persiguiendo un destino que en secreto deseaste alcanzar.

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