miércoles, 29 de mayo de 2013

El juego de hundir mis sueños

Desprenderse de algo que ha dejado marcada tu vida siempre es muy difícil, confuso y doloroso. Las lágrimas que se derraman tan solo parecen abrir en ti el vacío que ha dejado lo que más de una vez, fue tu única salvación. Nadie puede comprender ese sentimiento  hasta vivirlo, y sentir como poco a poco se lleva pedazos de tu alma sin que tú no puedas hacer más que dejarlo ahogar en el pasado mientras observas como las cosas insignificantes de tu vida respiran de forma distante y pausada. Comienzas a arrastrar sentimientos que nunca creiste que te pertenecían y el mundo a tu al rededor se vuelve un sinfín de absurdos instantes amontonados. 

Todo deja de tener importancia cuando sientes latir tu corazón pero sabes que en realidad está vacío... muerto. No late por nadie. Pero tampoco encuentra razones coherentes para dejar de hacerlo. Puede que no esté haciendo lo correcto, y sin embargo, un fuerte sentimiento me arrastra hacia lo que me ha dado tantas veces alas para el dolor. A veces me pregunto si todo este sufrimiento, significa que en realidad lo que estoy dejando atrás es parte de mi destino, pero si no puedo tenerlo del todo, sé que lo mejor será dejarlo.

La soledad me arropa con las manos más frías que nunca y de un modo como nunca lo he hecho cuando recuerdo cada noche en silencio, la felicidad que he dejado escapar y lo estúpida que he sido al hacerlo, siendo consciente de ello. Soy una pequeña niña que está aprendiendo a dejar atrás sus juguetes rotos. ¿Por qué el tiempo cruel me está haciendo esto? ¿Para aprender lo duro que resulta dejar atrás un sueño? No estoy muerta, pero tampoco estoy viva. Me han quitado todo cuando el tiempo tan solo me ha arrebatado una sola cosa. Y lo peor es que no soy consciente de ninguna decisión que he tomado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario