martes, 18 de junio de 2013

No sé donde he guardado la realidad...

Llueve sobre mi vida. Los drásticos giros del destino han encrespado mis sentimientos y ahora están cubiertos por una piel que nadie puede atravesar. Mis abrumados pensamientos me empujan a caminar bajo la suave tormenta que moja mi largo abrigo y lo deja pesado, como si arrastrase todos mis sueños rotos. No tengo suficiente espacio en mi interior para guardar tantas emociones, y por desgracia, la tristeza está echando a patadas a la ciega felicidad que tanto tiempo me ha sostenido despierta y serena. Estoy caminando en el tiovivo de desterradas sombras que exigen ser llamadas recuerdos. El silencio es demasiado doloroso, pero ser consciente de que mi única salvación es lo que ahora me está matando me aterra tanto que no puedo ni hablar.

Nunca en mi vida un adiós fue tan doloroso. Todavía siento el vacío rascar mi corazón, esforzándose por encontrar todo lo que mis errores le han robado. Voy perdiéndome en mí misma tan deprisa, que no soy capaz de detenerme, pero a la vez, no de seo que nadie venga a buscarme. No estoy preparada para que la realidad me desvista y me deje vulnerable ante la profunda pérdida. Deseo no pasar por esto, porque las heridas son tan profundas, que temo que al intentar curarlas perderé para siempre una parte muy importante de mí, y a la vez, no puedo soportar que sigan sangrando. Es toda una espiral de autodestrucción que me complace pero me hace sufrir al mismo tiempo. He llenado mi alma de magulladuras en una sola decisión. Lloro desesperada, sabiendo que esta vez no encontraré nada que pueda consolarme, mientras llueve sobre mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario