Cuando uno no sabe lo que quiere no encuentra lo que busca.
Mis pies han recorrido senderos enteros en ojos que no han vuelto a encontrarse, tengo una lista de errores bajo mi cama que me gustaría atreverme a quemar y llevo años persiguiendo latidos en vez de un corazón. Los deseos son mi reloj preferido, pero giran siempre en una única dirección; las ruinas de la propia autodestrucción.
Soy un millón de personas a la vez, que por querer abarcarlo todo no alcanza nada. He dicho a todo que sí, deseando encontrar alguna señal que me indique que voy por el buen camino. Pero no me he parado a pensar que quizás, no hay forma de definir el bien o el mal si desconozco cual es mi objetivo, no sé quién es la persona en la que querría convertirme.
Que mi problema nunca fue no atreverme a alcanzar lo que quiero, sino no saber qué es lo que quiero.
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