domingo, 30 de julio de 2017

Renacer. Día 14.




Estoy cansada de las personas duras. 
Cansada de ocultar los sentimientos en cajitas en los que sin querer, tambien nos encerramos a nosotros mismos. No quiero señales de advertencia, tampoco comprobar la altura del acantilado antes de saltar. Ya no entra en mis planes poner bozal a mis emociones. Llevo años conteniendo el mar que llevo dentro, y ha sido necesario un solo acto de bondad, uno solo, para no poder seguir apresando todas las olas que rugen en mi interior.

Quiero incomodarte, montar en cólera cuando lo necesite, ser demasiado cariñosa, demasiado personal, llorar en un autobús lleno de gente y morderte la boca en el momento menos conveniente. Si vivo, que sea dándolo todo. Nada de despedidas que nunca se pronuncian, ni gritos que no llegan a su destinatario y mucho menos los "te quiero".

Es que resulta que querer, pierde todo su sentido si lo haces desde el sofá de tu casa. Lo cierto es que nadie está preparado para que le rompan el corazón, pero dejar ir a quienes podrías perder nunca fue una forma de ganar.

Soy un huracán.
No puedo apresar mi corazón por no incomodar a los demás.

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