No quiero volver a casa. Sé que bajo mi cama se esconden tu olor y la imagen de tu tranquilo rostro cuando el sueño te atrapa entre mis brazos. Digo que está todo genial, y sigo adelante, aunque los dos sabemos que en realidad, sigo perdido en la tristeza de la que tú me protegías. Cuando releo esto una y otra vez, no puedo evitar sentir que es un corazón roto más en el mundo, pero al sentirlo, realmente es un sufrimiento único, incomparable.
Una canción hermosa muere cada vez que tú no me despiertas. El tiempo parece colgar de tu gabardina y revolotea en el aire. Eres la estrella que se oculta tras esta noche nublada. Tan inalcanzable. Tan bella. La que pude palpar en mis sueños pero no el suficiente tiempo como para construirlo en la realidad que ahora me parece tan lejana. Dicen que el dolor te hace más fuerte, sin embargo, tu vacío es demasiado grande en mi interior como para que quepe cualquier otra cosa y lo único que puedo hacer es sentarme y dejarme ahogar por las frías noches que han dejado tus lágrimas desesperadas.
Siento que mi corazón está contigo, pero mi mente no. He perdido la cabeza con tus cortas palabras de despedida. Amaría la bruma del cielo estrellado si pudiese hacerme estremecer como tu voz. Al contrario, la noche es solitaria, y tan solo alquila sus habitaciones por horas.
Sigo corriendo perdido por esta ciudad que absorbe cada vez más tus secretos mientras ruego a la solitaria luna que vengas a buscarme para llevarme a casa. ¿Pero qué casa? Ahora mi alma pertenece a tus travesuras, mi mente a tu tristeza y mi corazón... no hay parte de mi corazón que me quede libre después de tu llegada.
Todos dicen "no comprendemos lo que ha ocurrido", cuando en realidad, lo que no comprenden es como es posible que se hayan resguardado tantos sentimientos entre nuestras miradas confidentes. Lo nuestro es de una belleza incomprendida cielo, tan extraña que decidimos montarla convirtiéndola en el castillo de nuestras emociones más profundas. ¿Como es posible? Ahora estoy sentado sobre la playa, junto a la única compañía de una botella vacía y tu incómoda sonrisa. Como hace un tiempo, cuando aún no habías tropezado con mis tímidos sueños y los sentimientos eran un trabalenguas de cobardía. Te echo de menos. No te olvidaré nunca.
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