sábado, 19 de marzo de 2016

Vuelvo a repetirme


Sobre mi pecho hay un muro infranqueable que no recuerdo cómo cruzar.
Me han escrito unos ángeles desde el cariño,
diciéndome que no entienden muy bien cómo llegar a mis atardeceres.

Sé que no pueden ver mis flaquezas,
pero pueden leerlas en cada palabra que escribo al husmear las esquinas.

Trato de forzarme a romper mis barreras,
sin embargo, cada vez que comienzo a hacerlo
mi mente se desconecta,
deja a mis sentimientos flotando a la deriva
y penetro en un vacío profundo que no me permite sentir la vida.

Me asusta pensar que ya lo he dado todo de mí.
Todo lo que estoy dispuesta a dar normalmente.
De aquí en adelante lo que me queda es marcharme (no huir)
o permitir que el aburrimiento atrape mi ilusión.

Estoy llena de tristeza,
porque mi mente se empeña en darle fin a algo que nada más comienza.
Yo no quiero que acabe,
pero por otro lado,
no quiero permitir que el tiempo destroce algo tan hermoso.

Nunca estuve dispuesta a perder de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario