martes, 11 de agosto de 2015

¿?


Cuántos se sorprenderían si descubriesen que si explicase por qué hago lo que hago estaría soltando una sarta de mentiras. Porque ni siquiera yo lo sé. Ni siquiera yo soy consciente de cuales son mis verdaderos miedos. No puedo pretender conocerme si nazco y muero en cada instante.

He sido acusada de hipócrita cuando lo único que pretendía era sobrevivir. Me pregunto qué ha pasado en esos corazones, que no permiten que la compasión se apodere de sus impulsos. Aunque supongo que no puedo exigir velas medio desnudas cuando amenazo con quemar sus entrañas. Por eso he decidido guardar silencio.

A pesar de todo, de nada sirve tratar de liberar tus miedos si no hay nadie para ayudarte a sostenerlos lejos. Y si vuelven, cuando tienes las ventanas cerradas, te arañarán con los mismos cristales con los que intentaste protegerte. 

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