domingo, 9 de febrero de 2014

Egoismo Bondadoso




El humo hondea en el aire de mi habitación y entre caladas, tus palabras penetran en mi interior. La soledad gatea por los suburbios de mi inconsciencia. Reclamas mi presencia con unas leves palabras desahuciadas.

Libros desordenados que guardan palabras celestiales, ocupan el espacio de la indiferencia. La música ardiente adormece la realidad, flotando en nuestros sueños y yo descompongo a tiras citas grabadas en las ilusiones de nuestras mortíferas traiciones.

Soy la maestra de la demencia, buscando un lugar irreal donde aparcar mi alma. No agradezco tener vida, sino la oportunidad de que sea domada por mis inestables sentidos. Instantes desparramados por mi memoria refractan películas porno de los 60. Realmente no deseo saber lo que es bueno para mí, porque sé que esa sabiduría pertenece tan solo a los respiros petrificados de la belleza pura.

Las sonorizaciones de la infelicidad están forzadas a plagiar sentimientos. Olvídalas. Al fin he comprendido que mi felicidad es solo mía, y que tan solo podré encontrarla viviendo a mi manera, en plena libertad de mí misma.

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