martes, 10 de diciembre de 2013

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El vuelo de los cuervos cosquillea mis palabras. Son tuyas. Arrastran tu alma maldita entre el llanto frío de los sueños. Abre las puertas y no permitas que se acerque mi luz a tu tenebrosa inocencia. Gritas y tu voz es el injusto trofeo del silencio de un niño asustadizo. Temor que dibuja en tus ojos esbozados anillos, inflama torbellinos de verguenza injustificada. Quienes conocen la verdad huyen de ella porque les apresa. Las mejores mentes de esta electrizante naturaleza han sido asesinados por la locura de nuestra común derrota arrebatada.

Alumbra muertas transmisiones de melodías silenciosas. Es el ruido seco de los pasos del diablo sobre el paraíso translúcido. Soy huérfana de mis héroes. Arde sobre decantados tragaluces de pausa. Te reto a no morir por silencios desconocidos de máquinas plagiadoras. 

La flor del mal sea quizás el camino correcto. De no ser así, todo sería demasiado sencillo para que quedase apoderado por el tiempo. Besamos la verdadera belleza del terror. Guárdame el secreto. La tierra es el infierno del cielo. Nos castigan antes de grabar nuestro nombre sobre nuestras dementes matanzas. Viviendo como un bandido de la ignorancia.

Cortar nuestra piel con diamantes para reventar nuestra alma hacia el universo. Nadie sabrá nunca qué lado de nuestro mundo está putrefacto... nadie conocerá nunca la pureza de nuestra alma.

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