lunes, 28 de enero de 2013

Cae sobre nosotros la crudeza de los sentimientos puros

Las emociones se van atenuando despacio, con estos segundos valanceantes de odio y amor contradictorio. Apoyo mi cabeza en el empañado cristal del coche y me dejo mecer por tu silencio. Cierro los ojos y vacío mi mente de preguntas estúpidas que carecen de sentido bajo la lluvia pura de las mentiras. El frío que acecha nuestros corazones oprime cada juego muerto que yace en nosotros consternado. Pero de pronto, la vida se constipa y nos regala secretos momentos de agitados impulsos. Siento como tu mano me empuja hacia ti, y de pronto, tus labios maliciosos jugueteando con los míos. No recuerdo nada. Me arde la garganta extraviada en esta degenerada lucha, pero no me afecta, yo subo y subo, y nunca me siento saciada. Es esto, este es el instante del que oscila mi vida, como un beso que se acaba, como un reloj que se detiene, como lágrimas congeladas en la encarnizada lucha de dos almas que no comprenden porqué el amor nunca es suficiente.

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