Una vez desperté y tu esmero hizo que
mis sueños permaneciesen sobre mi roto corazón después de que mis
ojos palpasen la realidad. Unas cuantas palabras inaudibles y
pestañeos lentos, para poder sentir una vez más la autenticidad de
este momento. Es tan sencillo de entender y sin embargo, tan
complicado de describir. Rebotan mis sentidos contra las maliciosas
pesadillas que se alejan en nuestra compartida soledad. Un escalofrío
congela mi respiración y acurrucada a tu lado oigo los latidos de tu
corazón. Siento que puedo capturar el mundo entero en mi mano y
retenerlo para siempre. La cabeza me da miles de vueltas mientras
escucho su voz, como un leve suspiro de sinceridad en un desierto de
mentiras. Parece que cada paso que he dado ha sido para llegar a este
preciso instante, en el cual puedo sentirme anestesiada de una
felicidad prohibida.
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